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EL PUEBLO ESCOGIDO DE DIOS | Lección 01 Jueves 4 de octubre

octubre 3, 2018

EL PUEBLO ESCOGIDO DE DIOS | Lección 01 Jueves 4 de octubre

Al llamar a Abraham como siervo, Dios escogió a un pueblo para que lo representara ante el mundo. Este llamado fue un acto de amor y de gracia por parte de Dios; fue primordial en su plan para la restauración de toda la humanidad después de la devastación y la desunión causadas por la caída.
La historia sagrada es el estudio de la obra de Dios en favor de esta restauración, y un componente importante de ese plan fue la nación de Israel.

Según Deuteronomio 7:6 al 11, ¿por qué Dios nombró a Israel como su pueblo? ¿Por qué eligió a los descendientes de Abraham como su pueblo?

 

El amor de Dios es la esencia de la elección de Israel como su pueblo. Dios hizo un pacto con Abraham y sus descendientes para preservar el conocimiento de Dios a través de su pueblo y para llevar a cabo la redención de la humanidad (Sal. 67:2). Sin embargo, fue un acto supremo de amor lo que llevó a Dios a elegir a Israel. Los descendientes de Abraham no tenían nada de qué jactarse para reclamar el amor inmerecido de Dios. “No por ser vosotros más que todos los pueblos os ha querido Jehová y os ha escogido, pues vosotros erais el más insignificante de todos los pueblos” (Deut. 7:7).
Dios utiliza un extraño cambio de valores para seleccionar a su pueblo.
Mientras que los seres humanos se fijan en el poder, la sabiduría y la confianza en sí mismos para elegir líderes, Dios no escoge a los fuertes y poderosos para que lo sirvan, sino a quienes reconocen su debilidad, su necedad y que no son nada, para que nadie pueda gloriarse ante él (1 Cor. 1:26-31).
Sin embargo, observa el privilegio que tienen: Dios deseaba hacer de su pueblo Israel una alabanza y una gloria. Les dio todas las ventajas espirituales.
No les negó nada favorable en la formación del carácter que los hiciera sus representantes. “Su obediencia a la Ley de Dios los haría maravillas de prosperidad ante las naciones del mundo. El que podía darles sabiduría y habilidad en toda obra artesanal continuaría siendo su Maestro, y los ennoblecería y elevaría mediante la obediencia a sus leyes. Si eran obedientes, serían preservados de las enfermedades que afligían a otras naciones y bendecidos con vigor intelectual. La gloria de Dios, su majestad y su poder se revelarían en toda su prosperidad. Serían un reino de sacerdotes y príncipes. Dios los había provisto con toda clase de facilidades para que llegaran a ser la más grande
nación de la Tierra” (PVGM 230).

¿Qué paralelismos podemos encontrar entre lo que Dios hizo por el antiguo Israel, y la vocación que les ofreció, y lo que él ha hecho por nosotros, y la vocación que tiene para nosotros como adventistas del séptimo día? Lleva tus respuestas a la clase el sábado.

Reavivados por su palabra: Hoy, Apocalipsis 14 – Durante esta semana, DTG caps. 70, 71.