COME EL LIBRITO | Miércoles 13 de febrero Lección 7
Lee Apocalipsis 10:8 al 11. El comer, en la Biblia, se utiliza para describir
la aceptación de un mensaje de Dios para proclamarlo a la gente (ver Eze. 2:8-3:11; Jer. 15:16). Al momento de recibirlo, el mensaje es una buena noticia; pero al proclamarlo, a veces resulta amargo, ya que muchos se resisten a él y lo rechazan.
La experiencia amarga de Juan al comer el librito (que representa el libro de Daniel) se relaciona con la apertura de las profecías del tiempo del fin de Daniel. Aquí Juan representa a la iglesia remanente, que es enviada a proclamar el evangelio eterno (ver Apoc. 14:6, 7) al final de la profecía de tiempo de Daniel (Dan. 7:25) de los 1.260 días/años.
El contexto indica que la visión de Juan apunta a otra experiencia amarga al final del período profético de 2.300 años. Cuando, sobre la base de las profecías de Daniel, los milleritas pensaron que Cristo regresaría en 1844, ese mensaje les resultó dulce. Sin embargo, cuando Cristo no vino
como se esperaba, experimentaron un amargo chasco y consultaron las Escrituras para una comprensión más clara.
La comisión de Juan de “profeti[zar] otra vez” al mundo apunta a los adventistas que guardan el sábado, que surgieron para proclamar el mensaje de la Segunda Venida en conexión con las profecías de Daniel y Apocalipsis.
Lee Apocalipsis 11:1 y 2. ¿Qué se le ordena hacer a Juan?
Este pasaje continúa la escena de Apocalipsis 10. A Juan se le ordenó que midiera el Templo, el altar y a los adoradores. El concepto de medir, en la Biblia, figurativamente se refiere al Juicio (ver Mat. 7:2). El Templo que debía medir está en el cielo, donde Jesús ministra en nuestro favor. La
referencia al Templo, al altar y a los fieles señala al Día de la Expiación (ver Lev. 16:16-19). Este era un día de “medición”, ya que Dios juzgaba los pecados de su pueblo. Por lo tanto, Apocalipsis 11:1 se refiere al Juicio que tiene lugarantes de la Segunda Venida. Este Juicio atañe exclusivamente al pueblo de Dios: los adoradores del Templo.
Apocalipsis 11:1 muestra que el mensaje del Santuario celestial constituye el núcleo de la proclamación, que incluye la vindicación del carácter de Dios. Como tal, ofrece una dimensión completa del mensaje evangélico con respecto a la obra expiatoria de Cristo y su justicia como el único medio de salvación para la humanidad.
Al considerar lo esencial que era la sangre para el ritual del Día de la Expiación (ver Lev. 16), ¿cómo podemos tener siempre presente la realidad de que el Juicio es una buena noticia? ¿Por qué es tan importante esta verdad?
Reavivados por su Palabra: Hoy, Números 7 – Durante esta semana, HAP cap. 9, 10.