CÓMO LUCHAR POR TU HIJO PRÓDIGO | Jueves 23 de mayo Lección 8
Lee Proverbios 22:6. ¿Cuál es tu interpretación de este pasaje? ¿Es una garantía, una promesa o una probabilidad?
A veces, como padre, haces todo lo que debes hacer: dedicas tiempo a enseñar a tus hijos las cosas correctas, a vivir de acuerdo con tu conocimiento de Dios, los envías a buenas escuelas, asistes a la iglesia habitualmente, haces obra misionera con ellos; y ellos finalmente abandonan la fe en la que los criaste. El dolor es insoportable, y no hay descanso en tu preocupación por la salvación de ellos. La causa no es necesariamente culpa del padre.
Los hijos toman sus propias decisiones y son los responsables últimos ante Dios por sus acciones.
Algunos han tomado las palabras “y aun cuando fuere viejo no se apartará de él” como una promesa, una garantía de que la educación adecuada siempre dará como resultado la salvación de su hijo. Pero Proverbios a menudo nos da principios, no siempre promesas incondicionales. Lo que podemos extraer de este texto es la seguridad de que las lecciones aprendidas en la infancia durarán toda la vida. Todos los hijos llegan a una edad en la que aceptan la herencia de sus padres como propia o la rechazan. Aquellos padres que se aseguraron de brindarles una formación piadosa a sus hijos tienen la seguridad de que lo que les enseñaron siempre permanecerá con sus hijos; y si ellos se apartan, las semillas que sembraron en su corazón estarán continuamente llamándolos a volver a casa. Ser buenos padres es decisión nuestra; ser buenos hijos es decisión de ellos.
¿Qué debería hacer un padre cuando un hijo se extravía? Encomendar a su hijo a Dios en oración ferviente. Si hay alguien que comprende tu dolor, ese es Dios, cuyos hijos de a millones le han dado la espalda a él, el Padre perfecto. Puedes apuntalar a tu “pródigo” con amor y oración, y estar dispuesto a permanecer a su lado mientras lucha con Dios.
No te avergüences de pedir apoyo y oración, no te culpes, y no te concentres tanto en el pródigo que te olvides del resto de la familia. Criar a un “hijo pródigo” puede dividir tu hogar; así que, construye un frente unificado con tu cónyuge y establece límites claros para tu hijo. Recuerda que Dios ama a tu hijo más que tú, concéntrate en un futuro más prometedor y acepta que tu hijo es una obra de Dios en proceso.
Es natural que te culpes en una situación así. E incluso si cometiste errores, ¿por qué es mejor que te concentres en el futuro y en las promesas de Dios? Filipenses 3:13.
Reavivados por su palabra : Hoy, Jueces 12-Durante esta semana,HAP cap.30.