CONTENCIÓN DE LOS VIENTOS | Domingo 3 de febrero Lección 6
Lee Apocalipsis 7:1 al 3; y 2 Pedro 3:9 al 14. ¿Qué ve Juan? ¿Cuánto tiempo se supone que los ángeles frenarán los vientos? ¿Qué pasará cuando el sellamiento haya concluido?
En el Antiguo Testamento, los vientos representan las fuerzas destructoras con las que Dios ejecuta juicios sobre los impíos (Jer. 23:19, 20; Dan.
7:2). “Cuando los ángeles de Dios dejen ya de contener los feroces vientos de las pasiones humanas, todos los elementos de contención se soltarán” (CS 600). Estas fuerzas destructoras son refrenadas por intervención divina, mientras tenga lugar el sellamiento del pueblo de Dios.
En la antigüedad, el significado principal del sellamiento era la propiedad. El significado del sellamiento simbólico en el Nuevo Testamento es que “conoce el Señor a los que son suyos” (2 Tim. 2:19). Dios reconoce a su pueblo y lo sella con el Espíritu Santo (Efe. 1:13, 14; 4:30). En el tiempo del fin,
el sello en la frente lo recibe el fiel pueblo de Dios, que guarda sus mandamientos (Apoc. 14:1, 12). No es una marca visible que se coloca en la frente, sino, como dice Elena de White, significa “un afianzamiento en la verdad, tanto intelectual como espiritualmente, de modo que los sellados [el pueblo
de Dios] son inconmovibles” (EUD 223). En contraste, quienes finalmente apoyen a la bestia reciben la marca de la bestia (Apoc. 13:16, 17).
La fidelidad del pueblo sellado de Dios ha sido probada en cada generación. Sin embargo, la prueba de la fidelidad en la crisis final será la observancia de los mandamientos de Dios (ver Apoc. 12:17; 14:12). Específicamente, el cuarto Mandamiento llegará a ser la prueba de la obediencia a Dios (Apoc.
14:7). Así como el sábado ha sido la señal del pueblo de Dios en los tiempos bíblicos (Eze. 20:12, 20; Heb. 4:9, 10), así también será la señal de lealtad a Dios en la crisis final.
En el tiempo del fin, el sello funciona también como una señal de protección de las fuerzas destructoras de las siete últimas plagas (ver Eze. 9:1-11, para el contexto del simbolismo de Apoc. 7:1-3). Por lo tanto, la pregunta planteada en Apocalipsis 6:17 recibe la respuesta definitiva: los que son
protegidos en el día de la ira de Dios son el pueblo sellado de Dios.
Pablo nos advierte que no entristezcamos al Espíritu Santo, que nos selló (Efe. 4:30).
¿Qué significa eso? ¿Cómo agraviamos al Espíritu Santo? Una vez que tengas la respuesta, ¿qué decisiones puedes tomar que te ayuden a no entristecerlo?
Reavivados por su Palabra: Hoy, Levítico 24– Durante esta semana, HAP cap. 7.