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DÍAS DE PREPARACIÓN | Lección 05 Domingo 28 de octubre

octubre 29, 2018

DÍAS DE PREPARACIÓN | Lección 05 Domingo 28 de octubre

En las últimas horas que pasó con los discípulos antes de su muerte, Jesús les prometió que no los dejaría solos. Enviaría a otro Consolador, el Espíritu Santo, para acompañarlos en su ministerio. El Espíritu los ayudaría a recordar muchas cosas que Jesús había dicho y hecho (Juan 14:26), y los
guiaría a descubrir más verdades (Juan 16:13). En el día de su ascensión, Jesús renovó esta promesa: “Vosotros seréis bautizados con el Espíritu Santo dentro de no muchos días. […] Recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo” (Hech. 1:5, 8). El poder del Espíritu Santo se derramaría para permitir que los discípulos fueran testigos en Jerusalén,
en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la Tierra (Hech. 1:8).

Lee Hechos 1:12 al 14. ¿Qué hicieron los discípulos durante este período de diez días?

Podemos imaginar estos diez días como un período de intensa preparación espiritual, una especie de retiro durante el cual estos discípulos compartieron sus recuerdos de Jesús, sus obras, sus enseñanzas y sus milagros.
“Perseveraban unánimes en oración y ruego” (Hech. 1:14). “Mientras los discípulos esperaban el cumplimiento de la promesa, humillaron sus corazones con verdadero arrepentimiento, y confesaron su incredulidad. Al recordar las palabras que Cristo les había hablado antes de su muerte, entendieron más plenamente su significado. Fueron traídas de nuevo a su memoria verdades que habían olvidado, y las repetían unos a otros. Se reprocharon a sí mismos el haber comprendido tan mal al Salvador.
Como en procesión, pasó delante de ellos una escena tras otra de su maravillosa vida. Cuando meditaban en su vida pura y santa, sentían que no habría trabajo demasiado duro, ni sacrificio demasiado grande, si tan solo pudiesen ellos atestiguar con su vida la belleza del carácter de Cristo.
¡Oh, si tan solo pudieran vivir de nuevo los tres años pasados, pensaban ellos, de cuán diferente modo procederían! Si solo pudieran ver al Señor de nuevo, cuán fervorosamente tratarían de mostrar la profundidad de su amor y la sinceridad de la tristeza que sentían por haberlo apenado con palabras o actos de incredulidad. Pero se consolaron con el pensamiento de que estaban perdonados. Y resolvieron que, hasta donde fuese posible, expiarían su incredulidad confesándolo valientemente delante del mundo […]. Poniendo aparte toda diferencia, todo deseo de supremacía, se unieron en estrecho compañerismo cristiano” (HAp 29, 30).

¿Qué cosas te gustaría rehacer con respecto a tu fe? ¿Qué puedes aprender de tus remordimientos del pasado que puedan ayudarte a forjar un futuro mejor?