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DONES ESPIRITUALES PARA LA UNIDAD | Martes 4 de diciembre Lección 10

diciembre 4, 2018

DONES ESPIRITUALES PARA LA UNIDAD | Martes 4 de diciembre Lección 10

Como vimos en una lección anterior, la iglesia de Corinto tenía problemas serios. ¿Qué principios describe Pablo en 1 Corintios 3:5 al 11; 12:1 al 11; y 2 Corintios 10:12 al 15; para la sanidad y la restauración, que son tan vitales para la unidad de la iglesia?

En estos pasajes, el apóstol describe principios vitales para la unidad de la iglesia. Señala que Jesús utiliza diferentes obreros para llevar a cabo diversos ministerios en su iglesia, aunque cada uno de ellos trabaja unido para edificar el Reino de Dios (1 Cor. 3:9).
Dios nos llama a cooperar, no a competir. Dios dota a cada creyente para que coopere al servicio del cuerpo de Cristo y de la comunidad (12:11). No hay dones mayores o menores. Todos son necesarios en la iglesia de Cristo (vers. 18-23). Los dones que recibimos de Dios no son para exhibirlos egoístamente, y el Espíritu Santo los concede para el servicio en la propagación del evangelio.
Toda comparación con los demás es imprudente, porque nos hará sentir desanimados o arrogantes. Si pensamos que los demás son muy “superiores” a nosotros, nos sentiremos abatidos cuando nos comparemos con ellos y nos desanimaremos fácilmente en cualquier ministerio en el que estemos.
Por otro lado, si pensamos que nuestro trabajo para Cristo es más efectivo que el de los demás, nos sentiremos orgullosos, que es el último sentimiento que cualquier cristiano debería albergar.
Ambas actitudes paralizan nuestra efectividad para Cristo y la comunión que tenemos entre nosotros. Al trabajar dentro de la esfera de influencia que Cristo nos ha dado, encontraremos gozo y contentamiento en nuestra testificación a favor de Cristo. Nuestra obra complementará los esfuerzos de otros miembros, y la iglesia de Cristo hará grandes progresos para el Reino.

¿Recuerdas a alguien cuyos dones en el ministerio te hayan dado celos? (No es demasiado difícil, ¿verdad?) Al mismo tiempo, ¿con qué frecuencia te has sentido orgulloso de tus dones en comparación con los de los demás? La cuestión es que las preocupaciones de Pablo son una realidad siempre presente en los seres humanos caídos. Independientemente del lado en el que caigamos, ¿cómo podemos adquirir las actitudes desinteresadas necesarias para mantener nuestra unidad en Cristo?