EL MILENIO EN LA TIERRA | Lección 13 Martes 25 de junio
Apocalipsis 19 termina con una dramática descripción de la venida de Jesús y la destrucción de los impíos. Pero la historia no termina allí. Apocalipsis 20 nos introduce en un período que durará mil años, conocido como el “Milenio”.
Lee Apocalipsis 20:1 al 3. ¿Cuál será el destino de Satanás cuando Jesús vuelva?
Las imágenes de Apocalipsis 20:1 al 3 son simbólicas. Satanás no está literalmente atado con una cadena y encerrado en un pozo. Durante mil años, está confinado en esta Tierra desolada y despoblada, atado por las circunstancias que él mismo ha creado. En 2 Pedro 2:4, leemos que Satanás y sus ángeles fueron reservados para el castigo mediante “cadenas de oscuridad” (NVI). Satanás será confinado a la Tierra por una cadena de circunstancias, y no tendrá nadie a quien tentar. Durante mil años, verá la devastación, la destrucción y el desastre que
su rebelión ha creado. La palabra griega traducida como “infierno” (RVR) es la misma de la que proviene la palabra abismo. También es la misma palabra utilizada en la Septuaginta, la traducción griega del Antiguo Testamento, para describir la Tierra en la Creación. “La tierra estaba desierta y vacía, las tinieblas cubrían la superficie del abismo” (Gén. 1:2). La palabra “abismo”, aquí, es la palabra griega abyssos; esta describe una Tierra desolada. El “abismo” no es una caverna subterránea ni un foso enorme en algún lugar del universo. La obra satánica de pecado y destrucción, junto con el tremendo caos que precede a la Segunda Venida, han devuelto a la Tierra a una masa oscura y desorganizada, como era su condición
al principio de la Creación.
Lee Jeremías 4:23 al 26; 25:33; e Isaías 24:1, 3 y 5. ¿Cómo describen esta escena los profetas bíblicos?
Los profetas enfatizan la destrucción catastrófica en la segunda venida de Cristo y que ninguna persona queda viva en la Tierra durante este período de mil años. Solo quedarán Satanás y sus ángeles malignos, para contemplar los estragos causados por su rebelión. El universo entero reconoce nuevamente que la paga del pecado es la muerte. Dios afronta el problema del pecado para que nunca más vuelva a surgir (Nah. 1:9). Básicamente, hay tres maneras en que Dios hace esto. En primer lugar, revela su amor sin límites, su deseo apasionado y sus esfuerzos incesantes por salvar a toda la humanidad. En segundo lugar, revela su justicia, equidad y rectitud. En tercer lugar, permite que el universo vea los resultados finales del pecado y la rebelión.
Reavivados por su Palabra: Hoy, Miqueas 01.