EL REGRESO A JERUSALÉN | Jueves 2 de agosto Lección 5
Tres años después de su conversión (Gal.1:18), y luego de escapar de Damasco, esta era la primera vez que Pablo regresaba a Jerusalén desde que había partido de allí como perseguidor. No fue un retorno fácil, ya que enfrentó problemas tanto dentro como fuera de la iglesia.
Lee Hechos 9:26 al 30. ¿Qué le sucedió a pablo cuando llegó a Jerusalen?
En Jerusalén, Pablo trató de unirse a los apóstoles. Aunque para ese entonces ya hacía tres años que era cristiano, la noticia de su conversión sonaba tan Inverosímil que los apóstoles, como Ananías antes que ellos, eran bastante escépticos. Temían que solo fuera parte de una trama cuidadosamente elaborada. Fue Bernabé, un levita de Chipre (Hech.4:36, 37) y, por ende, un helenista, quien rompió la resistencia de los apóstoles y les presentó a Pablo.
Ellos también debieron de haberse maravillado por Lo que Dios había hecho con Pablo; esto es, una vez que se dieron cuenta de que era sincero.
Sin embargo, esa resistencia nunca desapareció por completo, no por las acciones pasadas de Pablo al perseguir a la iglesia, sino por el evangelio que predicaba. Como en el caso de Esteban, los creyentes de Judea, incluidos los apóstoles, tardaron bastante en comprender el alcance universal de la fe cristiana: una fe que ya no se basaba en el sistema ceremonial del Antiguo Testamento, específicamente en el sistema sacrificial, que había perdido su validez con la muerte de Jesús en la Cruz. El círculo de relaciones más estrecho de Pablo dentro de la iglesia en Judea siempre fueron los creyentes helenista además del propio Bernabé, incluía a Felipe, uno de los siete (Hech.21:8), y a Mnasón, también de Chipre (Hech.21:16). Varios años después, los dirigentes de la iglesia de Jerusalén advirtieron a Pablo de que era acusado de predicar básicamente la misma doctrina que Esteban había predicado antes (Hech.21:21).
Durante los quince días que estuvo en Jerusalén (Gál.1:18), Pablo parecer decidió compartir el evangelio con los mismos judíos no creyentes a los que había incitado contra Esteban anteriormente. Pero, como le había sucedido a Esteban, sus esfuerzos se toparon con una fuerte oposición. Lo que representaba una amenaza para su propia vida. En una visión Jesús le dijo que abandonara Jerusalén por su propia seguridad (Hech.22:17-21). Con la ayuda de los hermanos, viajó a la ciudad portuaria de Cesárea y, de allí, a su ciudad natal de Cilicia, donde permaneció Varios años antes de comenzar sus viajes
misioneros.
Reavivados por su palabra: Hoy, 2 tesalonicenses 2 – Durante esta semana, DTG caps. 52,53.