Saltar al contenido

EL SANTUARIO CELESTIAL | Lecci贸n 8 Domingo 19 de mayo

mayo 20, 2024

EL SANTUARIO CELESTIAL | Lección 8 Domingo 19 de mayo

Lee Éxodo 25:8, 9 y 40; y Hebreos 8:1 al 6. ¿Qué dos santuarios se des- criben en estos versículos?

Cuando los primeros creyentes adventistas escudriñaron las Escrituras en los meses posteriores a 1844, comprendieron que hay dos santuarios que se mencionan en la Biblia: el que construyó Moisés y el original en el Cielo.
En la Biblia, el término “santuario” se refiere, primeramente, al tabernáculo construido por Moisés, como un modelo o “tipo” de las cosas celestiales; y, en segundo lugar, al “verdadero santuario” celestial, al cual señalaba el Santuario
terrenal. Con la muerte y la intercesión de Cristo, el servicio típico perdió su importancia. El “verdadero santuario” celestial es el santuario del Nuevo Pacto.
Y, como la profecía de Daniel 8:14 se cumple en esta era, el santuario al que se refiere debe ser el santuario del Nuevo Pacto.
“Cuando terminaron los 2.300 días, en 1844, hacía muchos siglos que no había Santuario en la Tierra. De manera que la profecía: ‘Hasta dos mil y trescientas tardes y mañanas; entonces será purificado el Santuario’, se refiere indudablemente al santuario que está en el Cielo” (Elena de White, El conflicto de los siglos, p. 469).
El Santuario del desierto era un modelo a escala del Santuario celestial. Los servicios del Santuario terrenal prefiguraban el plan divino de salvación. Cada sacrificio ofrecido representaba el sacrificio de Jesús en la Cruz del Calvario (ver Juan 1:29). Mediante el sacrificio de Cristo, somos libres de la condenación del pecado. El perdón es nuestro. Nuestra culpa desaparece cuando aceptamos el sacrificio de Jesús en nuestro favor y confesamos nuestros pecados (1 Juan 1:9).
Jesús no solo es el Cordero que murió por nosotros, sino también el Sacerdote que vive por nosotros.
Hebreos 7:25 explica: “Por eso Jesús puede salvar perpetuamente a los que por medio de él se acercan a Dios, ya que está siempre vivo para interceder por ellos”. Él quita la culpa del pecado y nos salva del poder del pecado (Rom. 8:1-4; 2
Cor. 5:21). El ministerio de Jesús en el Santuario celestial es por nosotros. Como resultado de su intercesión, se quiebra el dominio del pecado sobre nuestra vida. Ya no estamos bajo la esclavitud de nuestra naturaleza pecaminosa. En Cristo somos libres: libres de la condenación del pecado y libres del control del pecado. Al aferrarnos a Cristo por la fe, tenemos la seguridad de la salvación.

¿Qué significa para ti saber que Jesús está en el Cielo ministrando en tu favor, es decir, que está allí intercediendo por ti? ¿Por qué necesitas un Mediador a tu favor? ¿Por qué esta verdad es una buena noticia?

Reavivados por su Palabra: Hoy, Daniel 07.