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EL SECRETO DEL MINISTERIO DE JESÚS | Lección 2 Miércoles 10 de julio

julio 10, 2024

EL SECRETO DEL MINISTERIO DE JESÚS | Lección 2 Miércoles 10 de julio

Lee Marcos 1:35 al 39. ¿Qué importantes lecciones pueden ser extraídas de lo que Jesús hizo aquí?

Jesús se levantó antes del amanecer y fue a un lugar desierto, tranquilo, para orar. Marcos 1:35 destaca la oración como el foco de la acción de Jesús. Todas las otras formas verbales que forman parte de esa declaración se encuentran en un formato resumido: se levantó, salió, se fue (todas expresadas mediante el tiempo verbal conocido en griego como aoristo, indicando así acción completada). Pero el verbo “orar” está conjugado en tiempo imperfecto, una forma usada para expresar, particularmente aquí, un proceso en curso. Él estaba orando, seguía orando. El texto destaca también cuán temprano se levantaba Jesús para orar, lo que implica que el tiempo que dedicaba a orar a solas era considerable. A lo largo de los evangelios, se nos presenta a Jesús como una persona de oración (ver Mat. 14:23; Mar. 6:46; Juan 17). Este parece ser uno de los secretos
del poder del ministerio de Jesús.

Lee Lucas 6:12. ¿Qué nos enseña esto acerca de la vida de oración de Jesús?

Muchos cristianos han establecido momentos específicos para la oración. Esta práctica es correcta y provechosa, pero también puede volverse una rutina, algo que se hace casi sin pensar. Una manera de salir de un molde preestablecido es cambiar ocasionalmente el momento dedicado a orar u orar a veces durante más tiempo. El punto es no encerrarse a uno mismo en una especie de fórmula invariable. Pedro y sus compañeros no fueron con Jesús al lugar de oración. Probablemente conocían el sitio, pues lo encontraron allí. Su observación de que todos estaban buscando a Jesús era una sugerencia de que extendiera la emocionante experiencia del día previo, y siguiera sanando y enseñando. Sorprendentemente, Jesús se niega a ello y señala hacia un campo de servicio más amplio en favor de otros lugares. Él les dijo: “Vamos a los lugares vecinos, para que predique
también allí; porque para esto he venido” (Mar. 1:38).

Si Jesús mismo necesitó dedicar tanto tiempo a orar, ¿cuánto tiempo deberíamos nosotros pasar en oración? ¿Qué nos dice el ejemplo de Jesús acerca de ello?

Reavivados por su Palabra: Hoy, Sofonías 3.