EL SURGIMIENTO DE LA OPOSICIÓN | Martes 17 de julio Lección 3
El éxito de la iglesia no tardó en suscitar la oposición de algunos líderes de Jerusalén. El Templo de Jerusalén era administrado por el sumo sacerdote y sus colaboradores que mayormente eran saduceos. El sumo sacerdote también era el presidente del concilio del Sanedrín, que en aquellos días estaba compuesto en su mayoría por saduceos y fariseos. Dado que los saduceos no creían en la resurrección, se sintieron muy molestos por el hecho de que Pedro y Juan enseñaran que Jesús había resucitado de entre los muertos. Los apóstoles fueron detenidos por los guardias del Templo y puestos bajo custodia hasta el día siguiente, cuando fueron llevados ante el Concilio (Hech.4:1-7).
Lee Hechos al 4:1 al 18. Cuando se les preguntó con qué autoridad habían estado actuando, ¿cómo respondió Pedro? ¿Cuál era el mensaje en lo dicho por Pedro los lideres consideraban tan amenazante?
El desafío a la autoridad, planteada los dirigentes judíos, sugiere una preocupación por el poder. No obstante, Pedro declaró no solo que el milagro se había realizado en el nombre de Jesús, sino también que la salvación solo proviene de él. Los apóstoles estaban frente al máximo organismo judío sin embargo, ellos estaban al servicio de una autoridad muy superior. Estos hombres eran pescadores galileos sencillos e indoctos: por lo que su valor y su elocuencia impactaron a los que estaban allí. Aunque los dirigentes no dieron cuenta, la razón era que los apóstoles estaban llenos del Espíritu Santo exactamente como Jesús había predicho (Mat.10:16-20).
Sin poder negar el milagro (el hombre que fue sanado también estaba presente y todos lo podían ver), el Sanedrín les ordenó a los apóstoles que dejaran de predicar. Recelaban tanto el mensaje como la creciente popularidad del movimiento. Al no poder evaluar correctamente las evidencias, permitieron que los prejuicios y el deseo de autoprotección dominaran su accionar.
Las últimas palabras de Pedro están entre las gemas más preciosas del
libro de Hechos: «Juzgad si es justo delante de Dios obedecer a vosotros antes que a Dios: porque no podemos dejar de decir lo que hemos visto y oído» (Hec.4:19,20). Medita en el deseo de poder y en lo potencialmente peligroso que ser, en cualquier nivel y contexto. Como cristianos llamados a ser siervos, qué debemos ser cuidadosos con la atracción del poder?
Reavivados por su Palabra: Hoy, Etesios 5 – Durante esta semana. DIG caps 49,50.