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EN LA SALA DEL TRONO CELESTIAL | Domingo 20 de enero Lecci贸n 4

enero 21, 2019

EN LA SALA DEL TRONO CELESTIAL | Domingo 20 de enero Lección 4

A partir de Apocalipsis 4:1, Jesús lo invita a Juan a ascender al cielo para mostrarle una exploración panorámica de la historia desde sus días hasta el regreso de Cristo.

Apocalipsis 4:1 al 8, Ezequiel 1:26 al 28 y Apocalipsis 5:11 al 14 describen la sala del Trono celestial. ¿Qué nos enseñan estos versículos sobre la naturaleza de la sala del Trono celestial?

El apóstol vio, a través de la puerta abierta, el Templo celestial y el Trono de Dios. El Trono simboliza el gobierno de Dios y la autoridad que gobierna sobre la Creación, mientras el arco iris alrededor del Trono señala la fidelidad de Dios hacia su promesas (Gén. 9:13-16; Isa. 54:9, 10). Sin embargo, Satanás, que usurpó el dominio de esta Tierra y es el adversario de Dios, le ha disputado la autoridad divina. El tema central del gran conflicto entre Dios y Satanás es sobre quién tiene derecho a gobernar. El propósito del concilio celestial que Juan vio reunido en la sala del Trono celestial era ratificar el legítimo gobierno de Dios sobre el Universo (Apoc. 4:1-8, 5:11-14).

Lee Apocalipsis 4:8 al 11; y 5:9 al 14. ¿Qué puedes extraer sobre la verdadera adoración en estos pasajes? En el capítulo 4, ¿por qué el Señor Dios es digno de ser adorado? Y, en Apocalipsis 5:9 al 14, ¿por qué el Cordero es digno?

Apocalipsis 4 da una descripción general de la sala del Trono en el Templo celestial y de la adoración que tiene lugar allí constantemente. Mientras la adoración en el capítulo 4 enaltece el poder creador de Dios, el capítulo 5 celebra la redención provista por el Cordero inmolado. Esto capítulos demuestran que la verdadera adoración expone y celebra los poderosos actos divinos de creación y redención. Dios, quien creó el mundo en seis días, tiene el poder y la capacidad de restaurar el mundo a su condición original y de convertirlo en el hogar eterno de su pueblo. Esto es exactamente lo que ha prometido hacer.

Piensa en lo que enseña el evangelio: El que nos creó, no solo a nosotros y a nuestro mundo, sino también a todo el cosmos, además es “el Cordero que fue inmolado” (Apoc. 5:12) por nosotros. ¿Qué asombrosa esperanza presenta esta enseñanza en medio de un mundo lleno de dolor y confusión?

Reavivados por su Palabra: Hoy, Levítico 10 – Durante esta semana, HAP cap. 5.