ENCUENTRO CON LOS DIRIGENTES DE JERUSALEN | Lección 11 Domingo 9 de septiembre
Cuando Pablo llegó a Jerusalén, recibió una cálida bienvenida por parte de los creyentes vinculados con Mnasón, con quienes se hospedaría (Hech.21:16.17).
En Hechos 21:18 al 22, Jacobo y los ancianos de Jerusalén expresaron su preocupación por la reputación de Pablo entre los creyentes judíos locales, celosos de la ley mosaica. Se les había informado que enseñaba a los judíos que Vivian en el extranjero a apostatar de Moisés, diciéndoles “que no circunciden a sus hijos, ni observen las costumbres” (Hech.21:21).
Esto, por supuesto, no era así en realidad. Lo que Pablo enseñaba era que, en cuanto a la salvación, ni la circuncisión ni la incircuncisión significaban nada, ya que tanto judios como gentiles eran igualmente salvos por la fe en Jesús (Rom.2:28, 29; Gál.5:6; COL 3:11). Esto no es lo mismo que alentar explícitamente a los judíos a menospreciar la Ley y sus requisitos. Claro que la obediencia en si no es sinónima de legalismo, aunque se la podría tergiversar deliberadamente para que denote precisamente eso.
Lee Hechos 21:23 al 26. ¿De qué forma demostró Pablo que aún era un fiel judío?
A Pablo le aconsejaron que fuese políticamente correcto. Debía mostrar la falsedad de los rumores acerca de si mismo haciendo algo muy judío: proponer el voto nazareo de algunos creyentes judíos. Este voto era un acto especial de piedad a través del cual un judío se consagraba a Dios.
Lamentablemente, Pablo accedió. Los héroes, incluidos los bíblicos, tienen sus defectos, como podemos ver en la vida de Abraham. Moisés, Pedro y muchos otros. Se podría alegar que Pablo únicamente estaba siguiendo el principio de comportarse como judío al tratar con judíos (l Cor.9:19-23), o que es sabido que él mismo hizo un voto no mucho antes (Hech.18:18), aunque la naturaleza precisa de este voto no es clara. Sin embargo, esta vez fue transigencia, ya que suponía que él aprobaba los motivos legalistas de tras de la propuesta. La implicación de esa actitud era exactamente a lo que el apóstol trató vigorosamente de oponerse: que hay dos evangelios, uno para los gentiles, de la salvación por la fe, y otro para los judíos, de la salvación por las obras. Pablo “no estaba autorizado por Dios para concederles tanto como ellos pedían” (HAP 324).
En nuestros intentos ser atinados, ¿cómo podemos cuidarnos para no cometer un error similar?
Reavivados por su Palabra: Hoy. 1 Pedro 5 – Durante esta semana. DTG caps .63-65