ESCLAVOS DE CRISTO | Miércoles 6 de septiembre Lección 11
¿Qué exige Pablo de los esclavos cristianos en las instrucciones detalladas que les da? Efesios 6:5 al 8.
Pablo pide a los esclavos cristianos que obedezcan a sus amos y que les brinden un servicio sincero y de excelencia. Lo que llama la atención es su reiterada referencia a una gran sustitución que les pide que hagan: no deben colocar a su amo en el lugar que le corresponde a Cristo, ofreciéndole la lealtad que solo le pertenece a Cristo. Al contrario, en los compromisos y la lealtad que motivan su servicio excelente y sincero, deben sustituir a su amo por Cristo, el Señor. Al fomentar esta sustitución esencial, Pablo ofrece una concepción cristiana transformadora de la relación amo-esclavo. Presta atención a las diversas formas en que Pablo impulsa esta sustitución en ellos:
• Pablo les resta importancia a los amos de esclavos al llamarlos “amos terrenales”, y resalta al verdadero Amo celestial (Efe. 6:5, énfasis añadido).. • Deben servir “con respeto y temblor, con sincero corazón, como a Cristo” (Efe. 6:5, énfasis añadido).
• Pablo presenta esta sustitución con mayor claridad al argumentar que los esclavos cristianos deben ofrecer un servicio genuino como esclavos, no de sus amos, sino como “esclavos de Cristo” (Efe. 6:6, NVI).
• En el cumplimiento de su servicio, deben cumplir “de todo corazón la voluntad de Dios”, ofreciendo un servicio sincero dirigido a Dios (Efe. 6:6, NVI).
• Pablo apela al servicio bien motivado, ofrecido “como quien sirve al Señor y no a los hombres” (Efe. 6:7).
Por su servicio sincero, los esclavos cristianos pueden esperar una recompensa completa de Cristo en su Venida. Han trabajado para él y pueden esperar una recompensa de su parte; una idea especialmente atractiva para los esclavos no remunerados. Un esclavo puede sentir que su amo terrenal lo menosprecia o algo peor (comparar con 1 Ped. 2:19, 20). Sin embargo, el esclavo creyente tiene un Amo que está atento, observando “cualquier cosa buena que cada uno haga” (Efe. 6:8, LBLA) y ofrece una recompensa segura.
Por más que quisiéramos que las Escrituras condenaran abiertamente esta horrible práctica, no es así. Sin embargo, ¿qué principios podemos extraer de las palabras de Pablo en este contexto en cuanto a cómo relacionarnos con la gente con la que trabajamos?
Reavivados por su Palabra: Hoy, Salmos 122.