FIELES EN MEDIO DE LA PERSECUCIÓN | Lección 2 Martes 9 de abril
Durante los primeros siglos del cristianismo, la iglesia cristiana creció rápidamente, a pesar de los encarcelamientos, las torturas y las persecuciones. Los creyentes fieles, totalmente comprometidos con Cristo, llenos del Espíritu Santo, proclamaban su Palabra con poder; y decenas de miles de personas se convertían y su vida cambiaba.
Lee Hechos 2:41; 4:4 y 31; 5:42; y 8:1 al 8. ¿Qué nos enseñan estos versículos sobre los desafíos que enfrentó la iglesia del Nuevo Testamento, y también por qué creció tan rápidamente?
Los discípulos soportaron amenazas (Hech. 4:17), encarcelamientos (Hech.5:17, 18), persecución (Hech. 8:1) y la muerte misma (Hech. 7:59; 12:2), pero con el poder del Espíritu Santo proclamaron valientemente al Cristo resucitado, y las iglesias se multiplicaron por toda Judea, Galilea y Samaria (Hech. 9:31).
Los bastiones del infierno se sacudían. Se quebraban los grilletes de Satanás. La superstición pagana se derrumbaba ante el poder del Cristo resucitado. El evangelio triunfaba contra todo pronóstico. Los discípulos ya no se escondían en el Aposento Alto. El miedo se dispersó como una sombra que se desvanece.
En su lugar, la fe llenó el corazón de los discípulos. Una visión de su Señor resucitado les dio una nueva razón para vivir. Nuestro Señor no solo les había dado la Gran Comisión (Mar. 16:15), sino también la gran promesa: “ ‘Pero recibirán poder cuando venga sobre ustedes el Espíritu Santo, y me serán testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra’ ” (Hech. 1:8).
El evangelio penetró hasta los rincones más remotos de la Tierra (Col. 1:23). Aunque el último de los discípulos, Juan, murió a fines del siglo I, otros recogieron la antorcha de la verdad y proclamaron al Cristo vivo. Plinio el Joven, gobernador de la provincia romana de Bitinia, en la costa norte de la actual Turquía, le escribió al emperador Trajano alrededor del año 110 d.C. La declaración de Plinio es significativa porque fue casi ochenta años después de la Crucifixión. Plinio describió los juicios oficiales que efectuaba para encontrar y ejecutar a los cristianos. Manifestó que “muchas personas de todas las edades, clases y de ambos sexos están siendo puestas en peligro por acusaciones, y esto continuará. El contagio de esta superstición [el cristianismo] se ha extendido no solo en las ciudades, sino también en las aldeas y en los distritos rurales” (Henry Bettenson, Documents of the Christian Church [Nueva York: Oxford University Press, 2011], p. 4). A pesar de los ataques crueles del diablo, la iglesia cristiana creció rápidamente.
¿Qué podemos aprender de la iglesia primitiva que pueda ayudarnos a nosotros, la iglesia del tiempo el fin?
Reavivados por su Palabra: Hoy, Ezequiel 15.