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LA GRAN MULTITUD | Martes 5 de febrero Lección 6

febrero 6, 2019

LA GRAN MULTITUD | Martes 5 de febrero Lección 6

Lee Apocalipsis 7:9 y 10. ¿Qué grupo de santos ve Juan en este momento? ¿Cómo se los describe y de dónde vienen? ¿Qué clamaban ante el Trono de Dios?

Juan ve “una gran multitud, la cual nadie podía contar”, que salió “de la gran tribulación, y han lavado sus ropas, y las han emblanquecido en la sangre del Cordero” (Apoc. 7:9, 14). Es decir, son un grupo especial de personas que, a pesar de la angustia que atravesaron, permanecieron fieles a Jesús; una fidelidad cuyo símbolo es la ropa blanca de la justicia perfecta de Jesús que visten. La palabra “angustia” se utiliza en la Biblia con mucha frecuencia para referirse a las cosas que los creyentes sufren por su fe (ver, por ejemplo, Éxo. 4:31; Sal. 9:9; Mat. 24:9; Juan 16:33; Rom. 5:3). Por ende, aunque algunos intérpretes adventistas consideran que este grupo es otra representación de los 144.000, podríamos entender que la “gran multitud” es una referencia
a todos los redimidos que han sufrido por su fe a lo largo de los siglos.
Aquí también, como en la descripción de Juan de la “gran multitud, la cual nadie podía contar”, vemos, como en toda la Biblia, el gran tema de la salvación por gracia. El único derecho de los redimidos a la salvación, a la vida eterna, a los cielos nuevos y la Tierra Nueva es la justicia de Cristo, que reciben por gracia.
“Inmediatos al Trono se encuentran los que alguna vez fueron celosos en la causa de Satanás pero que, cual tizones arrancados del fuego, luego siguieron a su Salvador con profunda e intensa devoción. Vienen después los que perfeccionaron su carácter cristiano en medio de la mentira y la
incredulidad, los que honraron la Ley de Dios cuando el mundo cristiano la declaró abolida, y los millones de todas las edades que fueron martirizados por su fe. Y más allá está la ‘gran multitud, la cual nadie podía contar, de todas las naciones y tribus y pueblos y lenguas […] delante del trono y en la presencia del Cordero, vestidos de ropas blancas y con palmas en las manos’.
(Apoc. 7:9). Su lucha terminó; ganaron la victoria. Corrieron la carrera y obtuvieron el premio. La palma que llevan en la mano es un símbolo de su triunfo; la vestidura blanca, un emblema de la inmaculada justicia de Cristo que ahora es de ellos” (CS 646).

Sí, estamos vestidos con la justicia de Cristo, un don de fe. Pero ¿cómo podemos conservar esa fe, y permanecer fieles, en medio de las pruebas y las tribulaciones? O, aún más, ¿cómo conservar esa fe y esa fidelidad en tiempos de tranquilidad y prosperidad? Deut. 8:11-17

Reavivados por su Palabra: Hoy, Levítico 26– Durante esta semana, HAP cap. 7, 8.