LA LUZ VENCE A LAS TINIEBLAS | Lunes 22 de abril Lección 4
Lee Judas 1:3 y 4. ¿Cuál es la advertencia aquí y cómo se aplicó a la iglesia cristiana posterior?
El libro de Judas se escribió en algún momento antes de 65 d.C. para los cristianos fieles “santificados en Dios el Padre y guardados por Jesucristo” (Jud.1:1). Exhortaba a estos fieles creyentes a “cont[ender] por la fe que una vez fue confiada a los santos. Porque se han infiltrado algunos hombres […] que convierten en libertinaje la gracia de nuestro Dios” (Jud. 1:3, 4). Esta amonestación tuvo aún más significado para los creyentes de la Edad Media, después de que las prácticas paganas inundaran la iglesia y las tradiciones humanas pusieran en juego la Palabra de Dios. Durante muchos siglos, hubo pueblos como los valdenses, que defendieron las verdades de las Escrituras. Creían que Cristo era su único Mediador; y la Biblia, su única fuente de autoridad. “En todas las edades hubo testigos de Dios: hombres que conservaron su fe en Cristo como único Mediador entre Dios y los hombres, sostuvieron la Biblia como única regla de la vida y santificaron el verdadero día de reposo” (Elena de White, El
conflicto de los siglos, p. 66).
Lee Apocalipsis 2:10. ¿Qué promete Dios a los que le son fieles aun ante la muerte misma?
Estas palabras fueron escritas a la iglesia de Esmirna. Uno de los dioses patronos de la ciudad era Dionisio, el dios de la fiesta y la fertilidad. Cuando morían los sacerdotes de Dionisio, en el cortejo fúnebre se les colocaba una corona sobre la cabeza. Juan contrasta esta corona terrenal que se colocaba en la cabeza al morir con la corona de la vida que se coloca en la cabeza de los que vencen a las fuerzas del mal. La corona de la vida se entrega a quienes soportaron pruebas, dificultades, sufrimientos y la muerte misma por amor a Cristo.
La corona de la vida inspira a estos fieles creyentes. La corona de la vida siempre motiva a los creyentes en circunstancias difíciles. Inspiró a los valdenses en medio del dolor y la persecución. Ellos sabían que un día verían a Jesús y vivirían con él para siempre. La corona de la vida también nos habla a nosotros: quizás ahora pasemos por pruebas, pero nos espera la corona de la vida, si mantenemos nuestros ojos fijos en Jesús.
¿Qué te anima en tiempos difíciles? ¿Qué te asusta? ¿Qué promesas puedes reclamar para esos momentos?
Reavivados por su Palabra: Hoy, Ezequiel 28.