LA PURIFICACIÓN DEL TEMPLO | Miércoles 14 de agosto Lección 7
Cuando leemos las historias de Jesús en los evangelios, a menudo nos sentimos atraídos por las imágenes afables de Jesús: se preocupaba por los enfermos y los niños, buscaba a los perdidos, y hablaba del Reino de Dios.
Esta podría ser la razón por la que quizá nos sorprendan otras historias en las que lo vemos actuando con fuerza y sin rodeos, especialmente contra los líderes religiosos de su época y algunas de sus prácticas.
Lee Mateo 21:12 al 16; Marcos 11:15 al 19; Lucas 19:45 al 48; y Juan 2:13 al 17. ¿Cuál es la relevancia de que estas historias similares aparezcan en cada uno de los relatos de la vida de Jesús?
No es de extrañar que este incidente esté presente en todos los evangelios. Es una historia llena de drama, acción y pasión. Jesús obviamente estaba preocupado por esta forma de utilizar el Templo, y por el reemplazo
de la adoración verdadera con la venta de animales de sacrificio. ¡Qué profanación de todo lo que representaban esos sacrificios, que era su muerte sustituta por los pecados del mundo!
Una intervención tan directa concuerda perfectamente con la tradición de los profetas hebreos. Los autores de los evangelios sugieren este aspecto en cada uno de sus relatos cuando citan a Isaías, a Jeremías o los Salmos
para explicar lo que estaba sucediendo en esta historia. El pueblo reconocía que Jesús era un profeta (ver Mat. 21:11), y acudía a él mientras sanaba y enseñaba en el atrio del Templo después de haber expulsado a los mercaderes y los cambistas. Esta era la gente que encontró sanidad en su toque, y la esperanza crecía en su corazón mientras escuchaba sus enseñanzas.
Los dirigentes religiosos también reconocieron que Jesús era profeta (como alguien que era peligroso para su poder y la estabilidad de su orden social) y salieron a conspirar para asesinar a Jesús, del mismo modo en que
sus antecesores habían conspirado contra los profetas en siglos anteriores (ver este contraste en Luc. 19:47, 48).
Como miembros de iglesia, ¿qué podemos hacer por nuestra parte para garantizar que nuestras iglesias locales nunca se conviertan en lugares que necesiten lo que el Templo precisaba en los días de Cristo? ¿De qué forma podemos evitar esos peligros espirituales? De hecho, ¿cuáles podrían ser algunos de ellos?
Reavivados por su Palabra:Hoy,1 Reyes 14-Durante esta semana,HAP,caps,52,53.