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LA UNIDAD DE LA FE | Lección 14 Miércoles 27 de septiembre

septiembre 28, 2023

LA UNIDAD DE LA FE | Lección 14 Miércoles 27 de septiembre

En Efesios 4, Pablo pide a los creyentes que dejen de hacer algunas cosas y que se aseguren de hacer otras. ¿Cuáles son?

Efesios 4 empieza y termina con llamados a cuidar unos de otros como miembros de la iglesia (Efe. 4:1–3, 32). Entre estas invitaciones, Pablo brinda un fuerte apoyo a la idea de que debemos fomentar la unidad en la iglesia. Comienza enumerando siete “unos”: hay un cuerpo, un Espíritu, una esperanza, un Señor (Jesucristo), una fe, un bautismo, un Dios y Padre (Efe. 4:4–6). Estamos vinculados por estas realidades espirituales. Es más, estamos unidos.
Si bien la unidad es una certeza teológica, requiere esfuerzo de nuestra parte. Así, siempre debemos ser “solícitos en guardar la unidad del Espíritu” (Efe. 4:3). Una forma en que cada uno de nosotros puede lograrlo es siendo una “parte” activa del cuerpo de Cristo (Efe. 4:7–16). Cada miembro es una parte del cuerpo y debe contribuir a su robustez con sus dones (Efe. 4:7, 16); y todos deberían beneficiarse de la obra de los apóstoles, profetas, evangelistas, pastores y maestros (Efe. 4:11, 12). Estos, como ligamentos y tendones, tienen una función unificadora que nos ayuda a crecer juntos en Cristo, que es la cabeza del cuerpo (Efe. 4:13, 15). En su momento, Pablo también les advirtió “que ya no seamos niños fluctuantes, llevados por cualquier viento de doctrina, por estratagema de hombres que para engañar emplean con astucia los artificios del error” (Efe. 4:14); palabras que claramente sugieren que la iglesia primitiva enfrentó algunas luchas internas por causa de “estratagemas de hombres”.

A medida que Pablo avanza hacia su llamado final –“sean benignos, compasivos unos con otros, perdonándose unos a otros, como también Dios los perdonó en Cristo” (Efe. 4:32)– pide a los creyentes que eviten su antigua dureza de corazón (Efe. 4:17–24), la ira y las palabras ásperas, y que sustituyan esto por un lenguaje que edifique e imparta gracia (Efe. 4:25–31). Este capítulo sobre la unidad es bastante fácil de leer cuando las cosas están en paz. Es más difícil (e importante) leerlo cuando nos vemos envueltos en algún conflicto. ¿Recuerdas hoy vivir la unidad del cuerpo de Cristo, unidad por la que él murió?

¿De qué manera podemos contribuir a la unidad de nuestra iglesia, tanto a nivel local como mundial? ¿Por qué es importante que hagamos lo que podamos?

Reavivados por su Palabra: Hoy, Salmos 144.