LA UNIDAD EN LA ADORACIÓN | Lección 11 Para el 15 de diciembre de 2018
Sábado 8 de diciembre
LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Apocalipsis 4:8, 11; Mateo 4:8, 9; Daniel 3:8-18; Apocalipsis 14:9; Apocalipsis 14:6, 7; Hechos 4:23-31.
PARA MEMORIZAR:
“Vi volar por en medio del cielo a otro ángel, que tenía el evangelio eterno para predicarlo a los moradores de la tierra, a toda nación, tribu, lengua y pueblo, diciendo a gran voz: Temed a Dios, y dadle gloria, porque la hora de su juicio ha llegado; y adorad a aquel que hizo el cielo y la tierra, el mar y las fuentes de las aguas” (Apoc. 14:6, 7).
Poco después del Pentecostés, los primeros cristianos pasaban gran parte de su tiempo en adoración. “Y perseveraban en la doctrina de los apóstoles, en la comunión unos con otros, en el partimiento del pan y en las oraciones” (Hech. 2:42). La alegría que sentían de saber que Jesús era
el Mesías llenaba su corazón de acción de gracias y gratitud a Dios. Ellos sentían la necesidad de reunirse para dedicar tiempo a la comunión, el estudio y la oración; para agradecerle a Dios por revelarse mediante la vida, la muerte y la resurrección de Jesús, y por lo que había hecho en su vida.
La iglesia de Jesucristo es una comunidad de adoración, creada por Dios a fin de ser “casa espiritual y sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales aceptables a Dios por medio de Jesucristo” (1 Ped. 2:5). La gratitud a Dios expresada en la adoración comunitaria transforma el corazón y la mente de las personas según el carácter de Dios y las prepara para el servicio.
Esta semana nos enfocaremos en la adoración y la unidad de la iglesia.