LAS PROMESAS DE UN REY | LECCIÓN 4 MARTES 23 DE JULIO
Lee el Salmo 101. Aunque está escrito para dirigentes, ¿qué consejo importante podemos extraer de él, cualquiera sea nuestra situación en la vida?
El Salmo 101 es un pasaje para líderes. Se piensa que estos versículos fueron compuestos por David en los primeros días de su reinado como rey de Israel. Incluso pueden haber sido adaptados de los votos que hizo cuando asumió como rey. En sus experiencias como guerrero para Saúl, y luego como fugitivo, había constatado por sí mismo de qué forma un rey que pierde el rumbo puede perjudicar a la nación y a su propia familia. David determinó que iba a ser un líder diferente.Pocos podríamos ser líderes políticos o personas influyentes a gran escala, pero todos desempeñamos roles en la vida en los que tenemos la oportunidad de influenciar a los demás. Podría ser en la vida laboral, la participación comunitaria, la familia o la iglesia. Como Elena de White comenta sobre uno de estos escenarios de liderazgo, “los votos de David, registrados en el Salmo 101, deben ser los votos de todos los que tienen la responsabilidad de custodiar las influencias del hogar” (CM 114).
Según tengamos oportunidad, debemos estar preparados para sugerir y confirmar estos principios a aquellos que ocupan puestos de liderazgo por encima de nosotros. Y todos, en nuestro liderazgo y lugares de influencia,tenemos la oportunidad de aplicar los principios de liderazgo de David, que nos ayudarán a ser una bendición para los demás.
El punto de partida para David es honrar a Dios por su misericordia y justicia (Sal. 101:1); esto se convirtió en el fundamento de todo lo que David procuró defender mediante su liderazgo. Buscó aprender y practicar estas mismas características en su vida y obra. Para esto, debió resistir las tentaciones de hacer mal las cosas, y de ser corrupto y deshonesto, que son trampas concretas para quienes ocupan puestos de poder y liderazgo.
Al saber cuán importantes eran los buenos consejeros para ayudarlo a hacer lo correcto, David se compromete a buscar asesores de confianza y nombrar funcionarios honestos. La justicia y la misericordia marcarían su liderazgo, incluso entre aquellos que trabajaron con él y para él.
Quizá no tengamos asesores ni funcionarios, pero ¿cómo podemos llenar nuestra vida con influencias que nos ayuden a vivir y a liderar –donde nos toque– con justicia y misericordia?
Reavivados por su palabra:Hoy,2 Samuel 17-Durante esta semana,HAP,caps.45,46.