PARA ESTUDIAR Y MEDITAR | Viernes 28 de junio Lección 13
“Allí las vastas planicies alternan con bellísimas colinas y las montañas de Dios elevan sus majestuosas cumbres. En esas pacíficas llanuras, al borde de esas corrientes vivas, el pueblo de Dios, que por tanto tiempo anduvo peregrino y errante, encontrará un hogar. […] “Allí las mentes inmortales reflexionarán con deleite inagotable en las maravillas del poder creador, en los misterios del amor redentor. Allí no habrá enemigo cruel y engañador para tentar a olvidarnos de Dios. Toda facultad será desarrollada, toda capacidad aumentada. La adquisición de conocimientos no cansará la mente ni agotará las energías. Podrán llevarse a cabo las mayores empresas, satisfacerse las aspiraciones más sublimes, realizarse las ambiciones más encumbradas; y sin embargo surgirán nuevas alturas que superar, nuevas
maravillas que admirar, nuevas verdades que comprender, nuevos objetivos que agucen las facultades de la mente, el alma y el cuerpo” (Elena de White, El de los siglos, pp. 733, 735). “Con indescriptible dicha, los hijos de la Tierra participan del gozo y la sabiduría de los seres que no cayeron. Comparten los tesoros del conocimiento y el entendimiento adquiridos durante siglos y siglos en la contemplación de las obras de Dios. Con visión nítida, consideran la gloria de la Creación: soles y estrellas y sistemas que, en el orden a ellos asignado, circuyen el Trono de la Deidad. En todas las cosas, desde las más pequeñas hasta las más grandes, está escrito el nombre del Creador, y en todas ellas se despliegan las riquezas de su poder” (ibíd., p. 736).
“El Gran Conflicto ha terminado. Ya no hay más pecado ni pecadores. Todo el universo está limpio. Una misma pulsación de armonía y júbilo late a través de la vasta Creación. Del Ser que todo lo creó manan vida, luz y contentamiento
por toda la extensión del espacio infinito. Desde el átomo más imperceptible hasta el mundo más grande, todas las cosas, animadas e inanimadas, declaran, en su belleza sin mácula y en gozo perfecto, que Dios es amor” (ibíd., pp. 736, 737).
PREGUNTAS PARA DIALOGAR:
1. ¿Por qué crees que Dios ha permitido que el pecado continúe por tanto tiempo? Por otra parte, ningún ser humano sufre en este mundo más tiempo que su propia existencia aquí. Es decir, nadie sufre más que su propia vida. ¿Cuán corta es la vida humana en comparación con los miles de años de pecado? ¿Cómo podría ayudarnos esta perspectiva a abordar
la difícil cuestión del mal?
2. ¿Cómo encaja el período de mil años conocido como el Milenio en el Plan de Salvación? Piensa en lo que dice sobre el carácter de Dios: tan solo cuando todos los redimidos hayan tenido la oportunidad de ver la justicia, la equidad y el amor de Dios, el Juicio Final, el castigo final, caerá sobre los perdidos.
Reavivados por su Palabra: Hoy, Miqueas 04.