VALOR PARA PERMANECER FIRMES | Lección 4 Martes 23 de abril
Compara Hechos 5:28 al 32 con Efesios 6:10 al 12 y Apocalipsis 3:11. ¿Qué principio básico se encuentra en estos pasajes?
Una de las características distintivas de los valdenses, y de cada uno de los reformadores, era su absoluta lealtad a Dios, su obediencia a la autoridad de las Escrituras y su compromiso con la supremacía de Cristo, no del papado. Su mente estaba saturada de historias de fe y coraje del Nuevo Testamento. Con Pedro y los apóstoles, podían decir: “Es preciso obedecer a Dios antes que a los hombres” (Hech. 5:29). Comprendieron la admonición de Pablo: “Por lo demás, hermanos míos, fortalézcanse en el Señor y en el poder de su fuerza” (Efe. 6:10). Se tomaron a pecho el consejo de Jesús: “Retén lo que tienes, para que ninguno tome tu corona” (Apoc. 3:11). En lugar de someterse a las tradiciones de la Iglesia Romana, estos hombres y mujeres de fe tuvieron el valor de defender las verdades de la Palabra de Dios. Los valdenses fueron uno de los primeros grupos en disponer de la Biblia en su propio idioma. Jean Leger, copista valdense de la Biblia, escribió un conmovedor relato de su trabajo de copia manual de la Biblia, que contiene información de primera mano sobre su trabajo, incluyendo dibujos. Los valdenses copiaban en secreto las Escrituras en sus comunidades montañosas del norte de Italia y el sur de Francia. Los padres instruían a sus jóvenes a una edad temprana, quienes memorizaban grandes porciones de las Escrituras. Los equipos de copistas bíblicos trabajaban juntos para copiar laboriosamente la Biblia. Muchos de estos jóvenes valdenses viajaban por toda Europa como mercaderes compartiendo las verdades de las Escrituras en forma discreta. Algunos se matriculaban en universidades y, cuando surgía la oportunidad, compartían porciones de las
Escrituras con sus compañeros de estudios. Guiados por el Espíritu Santo, en el momento oportuno, cuando percibían receptividad por parte de algún buscador honesto, regalaban porciones selectas de sus preciosos pasajes de las Escrituras.
Muchos pagaron con la vida su fidelidad y devoción. Aunque los valdenses no entendían claramente todas las enseñanzas bíblicas, conservaron la verdad de la Palabra de Dios durante siglos, compartiéndola con los demás.
“La senda de los justos es como la luz de la aurora, que va en aumento hasta llegar al pleno día” (Prov. 4:18). Salomón compara el camino por el que Dios conduce a sus hijos con un Sol que se eleva cada vez más. Si Dios simplemente pulsara un interruptor cósmico y el Sol brillara al instante con todo su resplandor, nos cegaría. Después de que la oscuridad envolviera al mundo durante siglos, Dios suscitó a hombres y mujeres, comprometidos con su Palabra, que siguieron buscando más.
¿Cómo podemos nosotros, al reflejar la luz de Cristo, brillar en nuestra propia comunidad?
Reavivados por su Palabra: Hoy, Ezequiel 29.