LAS OFRENDAS Y EL ESPÍRITU | Lunes 22 de septiembre Lección 13
Lee Éxodo 35:4 a 36:7. ¿Qué importantes lecciones hay aquí para nosotros?
Para construir el Tabernáculo se necesitaba una gran cantidad de materiales preciosos, y esto se consiguió gracias a las generosas donaciones del pueblo de Dios, que dio de todo corazón, de buena gana y con alegría. Dieron oro, plata, bronce, lino fino, piedras preciosas, telas especiales, madera de acacia, aceite de oliva, especias y muchos otros artículos necesarios. La gente también donó su mano de obra, pues muchos objetos específicos del Tabernáculo y su mobiliario debían ser elaborados mediante su trabajo artístico y diligente. Además, los sastres debían confeccionar las vestiduras de los sacerdotes que servirían en el Tabernáculo y las del sumo sacerdote, cuyo elaborado atuendo incluía un pectoral y un turbante.
Dios había bendecido abundantemente a los israelitas mediante los regalos que los egipcios les habían dado al salir de Egipto. Ahora era su oportunidad de dar ofrendas de gratitud por el liderazgo misericordioso y poderoso de Dios. Sus
corazones fueron movidos a llevar a cabo esta obra para su gloria.
El pueblo daba con tanta alegría y abundancia que se le dijo a Moisés: “El pueblo trae mucho más de lo que se necesita” (Éxo. 36:5). Así que Moisés tuvo que detener sus donaciones, “pues tenían material abundante para toda la obra,
y sobraba” (Éxo. 36:7).
Mediante la guía del Espíritu Santo, Dios equipó y capacitó al pueblo para construir con precisión el Tabernáculo. Bezaleel, Aholiab y otros fueron “llenos […] del Espíritu de Dios” (Éxo. 35:31), lo que significa que fueron dotados de habilidades, sabiduría y conocimientos artísticos para realizar perfectamente todo el trabajo. Era un proyecto enorme y había que hacerlo realidad exactamente según el modelo que Dios mostró a Moisés.
Es significativo que el don del Espíritu Santo estuviera relacionado con las diferentes habilidades y destrezas que las personas debían emplear en la construcción del Tabernáculo. Ser lleno del Espíritu no es un proceso mágico y no significa que haya fuerzas espirituales especiales dentro de los seres humanos.
Dios capacita a sus seguidores para el avance de su causa, el cumplimiento de su misión y para que alcancen los objetivos divinos de manera adecuada.
¿Qué dones espirituales has recibido cuando fuiste lleno del Espíritu Santo? Recuerda que los dones espirituales solo pueden florecer cuando cultivas los frutos del Espíritu en tu vida (Gál. 5:22, 23).
Reavivados por su Palabra: Hoy, Deutoronomio 06.