PARA ESTUDIAR Y MEDITAR | Viernes 12 de diciembre Lección 11
Lee las páginas 553-558 del capítulo “La repartición de Canaán” en el libro Patriarcas y profetas de Elena de White. “Si bien es importante, por un lado, que se evite la indiferencia al tratar con el pecado, es igualmente importante, por otro lado, que se eviten los juicios duros y las sospechas infundadas. […] La prudencia manifestada por los hijos de Rubén y sus compañeros es digna de imitación. En tanto que se esforzaban sinceramente por hacer progresar la causa de la verdadera religión, fueron juzgados erróneamente y censurados con severidad; pero no manifestaron resentimiento. Escucharon con toda cortesía y paciencia los cargos que sus hermanos les hacían, antes de tratar de defenderse, y luego les explicaron ampliamente sus móviles y demostraron su inocencia. Así se arregló amigablemente la dificultad que amenazaba tener tan graves consecuencias.
“Aun cuando se los acuse falsamente, los que están en lo justo pueden permitirse tener calma y ser considerados. Dios conoce todo lo que los hombres no entienden o interpretan mal, y con toda confianza podemos entregarle nuestro caso. Él vindicará la causa de los que depositan su confianza en él tan seguramente como sacó a luz la culpa de Acán. Los que son movidos por el espíritu de Cristo poseerán la caridad, que todo lo soporta y es benigna.
“Dios quiere que haya unión y amor fraternal entre su pueblo. En la oración que elevó Cristo precisamente antes de su crucifixión pidió que sus discípulos fueran uno como él era uno con el Padre, para que el mundo creyera que Dios le había enviado. Esta oración conmovedora y admirable llegaba a través de los siglos hasta nuestros días, pues sus palabras fueron: ‘Mas no ruego solamente por éstos, sino también por los que han de creer en mí por la palabra de ellos’ (Juan 17:20). Aunque no hemos de sacrificar un solo principio de la verdad, debemos procurar constantemente ese estado de unidad” (Elena de White, Patriarcas y profetas, pp. 557, 558).
PREGUNTAS PARA DIALOGAR:
1. ¿Cómo puede ayudarnos la exhortación de Pablo a estimar “a los demás como mejores a ustedes mismos” (Fil. 2:3, TLA) a no atribuir maldad infundadamente a nuestros hermanos en la fe?
2. ¿Por qué a menudo reaccionamos de forma exagerada ante una situación debido a nuestros fracasos o errores pasados? ¿Cómo podemos evitar esto?
3. Analiza la importancia de escuchar el punto de vista de los demás. ¿Cómo podemos desarrollar en nuestra iglesia la disposición a escuchar? (Comparar con Sant. 1:19).
4. Vivimos en una sociedad en la que las exigencias de la vida laboral, las responsabilidades familiares, los compromisos relacionados con la iglesia y otras obligaciones pueden parecer abrumadores. ¿Cómo puede el principio de hacer todo como para el Señor no solo hacernos más responsables, sino también darnos tranquilidad?
Reavivados por su Palabra: Hoy, 1 Samuel 04.
