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VALOR EN LUGARES INESPERADOS | Lunes 6 de octubre Lecci贸n 2

octubre 5, 2025

VALOR EN LUGARES INESPERADOS | Lunes 6 de octubre Lección 2

Lee Josué 2:2-11; Hebreos 11:31 y Santiago 2:25. ¿Qué nos dicen estos textos acerca de Rahab?

Un aspecto central de la historia de Rahab es la mentira que dijo para proteger a los espías. Al considerar ese engaño debemos tener presente que ella estaba inmersa en una sociedad extremadamente pecaminosa, lo que finalmente desembocó en el juicio de Dios (Gén. 15:16; Lev. 18:25-28; Deut. 9:5). Si bien es cierto que el Nuevo Testamento elogia la fe de ella, un análisis cuidadoso de las referencias del Nuevo Testamento al accionar de Rahab revela que el registro bíblico no avala todo lo que hizo en esa ocasión ni aprueba la mentira que dijo.
Hebreos 11:31 confirma la fe demostrada por Rahab al ayudar a los espías en lugar de elegir aferrarse a la corrupta cultura en la que estaba. Santiago 2:25 elogia su ofrecimiento de alojamiento a los dos israelitas y su indicación de cómo regresar por una ruta segura. En medio de una cultura decadente y corrupta, y del propio estilo de vida pecaminoso de Rahab, Dios, en virtud de su gracia, vio una chispa de fe a través de la cual podía salvarla. Dios utilizó lo que había de bueno en Rahab, su fe en él y su decisión de pertenecer a su pueblo, pero nunca elogió todo lo que ella hizo. Dios valoró a Rahab por su valentía excepcional, por su fe, por ser agente de salvación y por elegir al Dios de Israel.
Al ver lo que estaba sucediendo, ella declaró: “Porque el Señor su Dios es Dios arriba en el cielo y abajo en la tierra” (Jos. 2:11). Es significativo que una mujer cananea reconociera que el Señor era el único Dios, sobre todo en la azotea de su casa, donde los paganos acostumbraban ofrecer plegarias a sus presuntas deidades celestiales.
La expresión utilizada por Rahab solo aparece anteriormente en la Biblia en el contexto del derecho exclusivo de Dios a recibir culto (Éxo. 20:4; Deut. 4:39; 5:8). Sus palabras daban testimonio de su decisión meditada y consciente de reconocer que el Dios de los israelitas era la única deidad verdadera. Su confesión demostraba que comprendía la estrecha relación existente entre la soberanía de Dios y el juicio al que Jericó estaba condenada.
La decisión moral que tomó significaba que reconocía que, a la luz del juicio de Dios, solo había dos opciones: continuar en rebelión contra él y ser aniquilada, o aceptar por fe la misericordia divina. Al elegir al Dios de los israelitas, Rahab se convirtió en un ejemplo de lo que pudo haber sido el destino de todos
los habitantes de Jericó si hubieran aceptado la misericordia del Dios de Israel.

¿Qué nos enseña esta historia acerca de la lealtad total que debemos a Dios?

Reavivados por su Palabra: Hoy,  Deutoronomio 20.