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VENGANZA | Lección 9 Jueves 28 de agosto

agosto 30, 2025

VENGANZA | Lección 9 Jueves 28 de agosto

“No se venguen ustedes mismos, amados míos, antes den lugar a la ira de Dios. Porque escrito está: ‘Mía es la venganza, yo pagaré, dice el Señor’ ”
(Rom. 12:19; ver también Deut. 32:35).

¿Qué promesa y qué mandato se encuentran en los versículos recién citados, y cómo están estrechamente relacionados?

Hasta que el Señor traiga la justicia, que tanta falta hace, era el deber de los jueces en el antiguo Israel aplicar la ley y determinar un castigo justo cuando ocurría un daño o lesión. Pero primero necesitaban investigar los hechos. El problema era que los maestros de la Ley en la época de Cristo aplicaban esta ley de una manera que abría la puerta a la venganza personal. Al hacerlo, el principio fue sacado de su contexto, y se perdió el propósito inicial. En consecuencia, defendían lo que la Ley realmente prohibía.

Lee Mateo 6:4, 6; 16:27; Lucas 6:23, y 2 Timoteo 4:8. ¿Qué nos dicen estos textos acerca de cómo veía Jesús los principios relativos a la recompensa
y el castigo?

Jesús no estaba en contra del principio de la recompensa y el castigo. La justicia es una cuestión de principios; es una parte crucial de la vida. Sin embargo, ningún individuo debe asumir el papel de juez, jurado y “verdugo”. ¡Qué fácil sería para nosotros pervertir la justicia! No nos corresponde a nosotros reparar el daño. Si hay que reparar un mal, debe hacerlo un tribunal objetivo; es la labor de los jueces. En este contexto, Jesús nos dice que seamos tan perfectos como nuestro “Padre celestial es perfecto” (Mat. 5:48). ¿Cómo podemos ser tan perfectos como Dios mismo? El amor desinteresado es la característica primordial de Dios. Él enseña a sus seguidores a amar a sus enemigos y a orar por quienes los persiguen. La verdadera perfección consiste en amar, perdonar y ser misericordioso (Luc. 6:36), incluso con quienes no lo merecen. Este principio, y las acciones a las que conduce, es lo que significa reflejar el carácter de Dios.

¿Cómo podemos aprender día a día a amar como se nos ha ordenado? ¿Por qué esto implica siempre la muerte al yo?

Reavivados por su Palabra: Hoy,  numeros 17.