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EL PACTO EN PRIMER LUGAR | Lecci贸n 7 Domingo 9 de noviembre

noviembre 9, 2025

EL PACTO EN PRIMER LUGAR | Lección 7 Domingo 9 de noviembre

Lee Josué 5:1-7. ¿Por qué ordenó el Señor a Josué que circuncidara a la segunda generación de israelitas en este momento concreto de la conquista?

Tras la exploración del país, el alentador informe de los espías y el milagroso cruce del Jordán cabría esperar un enfrentamiento inmediato con el enemigo.
Sin embargo, había algo más importante que la conquista militar: El pacto de Israel con Dios. Antes de que la nueva generación pudiera comprometerse con la posesión de la región, necesitaba ser plenamente consciente de su relación especial con el Dueño de la tierra. La renovación de la señal de la alianza se produjo como respuesta al acto misericordioso y milagroso de Dios de llevar a Israel sano y salvo al otro lado del Jordán.
Nuestro pacto con Dios debe ser siempre una respuesta de gratitud por lo que él ya ha hecho en nuestro favor, nunca un acto para tratar de obtener algún beneficio mediante la conformidad legalista con sus requerimientos. Este mismo concepto fue, sin duda, crucial en las luchas de Pablo con quienes insistían en que los varones gentiles conversos al cristianismo fueran circuncidados, como se ve más claramente en su carta a los Gálatas.
Israel estaba a las puertas de la mayor campaña militar de su historia, y cabría esperar que todo el campamento estuviera ocupado con los preparativos bélicos.
Así era, pero no en el sentido convencional. En lugar de enjaezar los caballos y afilar las espadas, se dedicaron a un ritual que dejó vulnerable a la mayor parte de la fuerza de combate durante al menos tres días.
Lo hicieron para celebrar su relación con su Dios, quien los había liberado de Egipto. ¿Por qué? Porque reconocían que la batalla pertenecía al Señor. Él era quien les concedía la victoria y el éxito. Jesús formuló el mismo principio con palabras ligeramente diferentes: “Busquen primero el Reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas les serán añadidas” (Mat. 6:33). La vida cotidiana parece presionarnos a menudo con la urgencia de tantas cosas importantes
que olvidamos priorizar lo más importante: la renovación diaria de nuestro compromiso con Cristo.

Piensa en las ocasiones en que descuidaste tu comunión con Dios pues tenías que atender asuntos más “importantes”. ¿Por qué es tan fácil caer en este error y cómo podemos evitarlo?

Reavivados por su Palabra: Hoy,  Josue 20.