ADOREMOS A NUESTRO CREADOR Y REDENTOR | Lección 11 Domingo 9 de diciembre
Al tocar el tema de la adoración, a menudo destacamos cuáles son los elementos de la adoración, lo que esta incluye y cómo se realiza. Pero ¿cuál es el significado profundo de la adoración? ¿Qué significa adorar a Dios? Y, ¿por qué lo hacemos? En el Salmo 29:2, David declara: “Dad a Jehová la gloria debida a su nombre; adorad a Jehová en la hermosura de la santidad”. Este salmo nos indica la dirección correcta para comprender el significado de la adoración. Adorar al Señor es darle la gloria y el honor que él se merece.
Apocalipsis 4 y 5 describe la investidura de Jesús en el cielo luego de su ascensión. ¿Qué razones dan los habitantes celestiales para adorar a Dios y a Jesús, el Cordero de Dios? Ver Apoc. 4:8, 11; 5:9, 10, 12, 13.
Esta descripción de la adoración en la sala del Trono celestial, cuando Jesús es presentado como el Cordero de Dios y el Salvador del mundo, es inspiradora. La adoración surge cuando la creación de Dios le responde con palabras de adoración y agradecimiento por lo que él ha hecho. La adoración
es la respuesta de una persona agradecida por la creación y la salvación divinas. Al final de los tiempos, los redimidos también se unirán en adoración y responderán de manera similar a la salvación de Dios. “Y cantan el cántico de Moisés siervo de Dios, y el cántico del Cordero, diciendo: Grandes y maravillosas son tus obras, Señor Dios Todopoderoso; justos y verdaderos son tus caminos, Rey de los santos. ¿Quién no te temerá, oh Señor, y glorificará tu nombre? Pues solo tú eres santo; por lo cual todas las naciones vendrán y te adorarán, porque tus juicios se han manifestado” (Apoc. 15:3, 4).
De esta manera, la adoración es una respuesta de nuestra fe en Dios por sus obras poderosas: en primer lugar, por crearnos; y en segundo lugar, por redimirnos. En la adoración le rendimos culto, reverencia, alabanza, amor y obediencia a Dios porque creemos que es digno de recibirlos. Por
supuesto, lo que sabemos acerca de Dios, como nuestro Creador y Salvador, procede de lo que nos reveló en las Escrituras. Además, lo que los cristianos saben de Dios se reveló más plenamente en la persona y el ministerio de Jesús (ver Juan 14:8-14). Por esta razón los cristianos adoran a Jesús como su Salvador y Redentor, ya que su muerte sacrificial y su resurrección son
la esencia de la adoración.
Cuando los cristianos se reúnen para adorar, es por este espíritu de reverencia y agradecimiento que nuestra adoración debe proseguir.
Considera lo que hemos recibido en Cristo como nuestro Creador y Salvador, de qué cosas nos ha librado y lo que nos ofrece, todo porque voluntariamente murió en nuestro lugar. ¿Por qué estas verdades deberían ser el fundamento de nuestra adoración?