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AMAR A LOS DEMÁS COMO A UNO MISMO | Miércoles 15 de noviembre Lección 7

noviembre 15, 2023

AMAR A LOS DEMÁS COMO A UNO MISMO | Miércoles 15 de noviembre Lección 7

Lee Mateo 22:37 al 40. ¿Qué comparación existe entre lo que Jesús mismo dijo aquí y su respuesta al experto de la Ley, en Lucas 10:27 y 28?

Según Mateo 22:37 al 40, Jesús dejó en claro que la expresión cotidiana de la fe verdadera depende de estos dos mandamientos. Y Lucas 10:27 y 28 destaca que, si una persona hace estas dos cosas, entonces tendrá vida eterna.
“El amor es el principio fundamental del gobierno de Dios en los Cielos y la Tierra, y debe ser el fundamento del carácter del cristiano. Solo esto puede hacerlo y mantenerlo estable. Solo esto puede habilitarlo para resistir la prueba y la tentación” (Elena de White, Palabras de vida del gran Maestro, p. 30).

Lee Gálatas 5:14; Miqueas 6:6 al 8; y 1 Juan 4:20 y 21. ¿Cómo refuerzan estos versículos lo que Jesús nos había dicho?

Según Pablo, “toda la ley se cumple en este solo precepto: ‘Amarás a tu prójimo como a ti mismo’ ” (Gál. 5:14). Para Pablo, el amor a Dios solo se puede ver en la práctica cuando ese amor se ejemplifica en la forma en que tratamos a los demás. Aunque afirmó que “el justo vivirá por la fe” (Rom. 1:17), vivir por la fe no es algo oculto, desconocido o que los demás no puedan ver. Pablo, Miqueas y Juan dejan en claro que las obras prácticas demuestran la realidad de la fe que proclamamos.
En 1 Corintios 13, Pablo declara enérgicamente que si uno afirma tener gran conocimiento, o hacer grandes obras, o tener una gran fe o incluso entregar la vida, pero no tiene amor, entonces esa persona ha llegado a ser como “bronce que resuena o címbalo que retiñe” (1 Cor. 13:1).

Repasa la cita de Elena de White. Fíjate en lo que dice acerca de que solo en el amor pueden las personas permanecer firmes y soportar la tentación. ¿De qué manera esta idea muestra que el mandamiento de amar no es salvación por obras, sino una expresión de la fe que tenemos en Jesús?

Reavivados por su Palabra: Hoy, Eclesiastés 12.