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ANTE FESTO | Lunes 17 de septiembre Lección 12

septiembre 17, 2018

ANTE FESTO | Lunes 17 de septiembre Lección 12

Después de dos años de retener a Pablo en prisión sola para ganarse el favor de los judíos. Félix fue reemplazado por Porcio Festo como gobernador de Judea (Hech.24:27). Festo gobernó de 60 a 62 d.C.

 Lee Hechos 25:1 al 5. ¿Cómo ayuda esto a reflejar el odio que la predicación de la verdad puede causar en aquellos que no quieren creer en ella?

 Probablemente porque ya habían fracasado una vez en su intento de convencer a Félix de los cargos contra Hablo, los dirigentes no querían volver a arriesgarse. En lo que parece haber sido la primera visita de Festo a Jerusalén, le solicitaron que les hiciese el favor de cambiar de jurisdicción: querían que les devolviera a Pablo para que pudiera ser juzgado por el Sanedrín de acuerdo con la ley judía.
No obstante, la solicitud era solo un camuflaje para ocultar su verdadera intención: matar a Pablo. Aunque Festo estaba dispuesto a reabrir el caso, dijo que la audiencia tendría lugar en Cesárea, no en Jerusalén, lo que significa que Pablo seria juzgado por la ley romana.
No bien Festo regresó a Cesárea, convocó al tribunal, y los oponentes de Pablo comenzaron a presentar los cargos contra él (Hech.25:7). Esta vez, Lucas no repite las acusaciones, pero según la respuesta de Pablo (Hech.25:8) podemos ver que eran similares a las de hacía dos años, quizá con el énfasis adicional de que, por ser un agitador, Pablo también representaba una amenaza para el Imperio.

 Lee Hechos 25:9 al 12. Cuando percibió que Festo podría usarlo con intenciones políticas, ¿cómo reaccionó Pablo?

 

Al fin y al cabo, Festo no resultó ser muy diferente de Félix con respecto a sus estrategias politicas (Hech.24:27). Como no estaba dispuesto a perder el apoyo de los judíos tan rápidamente en su administración al declarar inocente a Pablo, pensó en concederles su pedido original: que el apóstol fuera juzgado por el Sanedrín en Jerusalén.

Sin embargo, esto no era aceptable para pablo: bien sabía que no podía esperar que le dieran un trato justo allí, librado al capricho de sus enemigos. Por lo tanto, aprovechando sus derechos romanos, insistió en que tenía derecho a ser juzgado por un tribunal romano, y como no vislumbraba ninguna otra salida de esa situación precaria decidió apelar al más alto ejemplo de la justicia romana, que era el propio emperador.

 Reavivados por su palabra: Hoy, 1 Juan 5 – Durante esta semana, DTG caps. 66, 67.