¡BENDITO EL QUE VIENE EN EL NOMBRE DEL SEÑOR! | Lección 9 Para el 2 de marzo de 2024
Sábado 24 de febrero
LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Salmo 23; Juan 10:11-15; Salmos 22; 89:27-32; Colosenses 1:16; Salmo 2; Hebreos 7:20-28.
PARA MEMORIZAR:
“La piedra que desecharon los edifcadores ha venido a ser la piedra angular. Obra del Señor es esto, es una maravilla a nuestros ojos” (Sal. 118:22, 23).
Los salmos dan testimonio de la persona y el ministerio de Cristo. Casi todos los aspectos de su obra en el plan de salvación se ven en los salmos. De diversas maneras, la vida y la obra de Cristo están prefguradas y predichas en ellos, a menudo con notable exactitud. Los temas revelados en los salmos incluyen la divinidad de Cristo, su fliación divina, su obediencia, su celo por el Templo de Dios, su identidad como Buen Pastor, la traición, su sufrimiento, sus huesos que no fueron quebrados; su muerte, resurrección, ascensión, sacerdocio y realeza. Todo está allí, como se predijo muchos siglos antes de que Jesús viniera en carne y hueso.
No es de extrañar, por ejemplo, que al hablar de su ministerio Jesús citara Salmos en su conversación con los discípulos camino a Emaús (Luc. 24:44).
Quería que encontraran en los salmos la prueba de quién era él. Algunos de los salmos que tienen un cumplimiento tipológico en Cristo son Salmos 24, 45, 72 y 101 (el Rey y Juez ideal), 88 y 102 (oraciones del siervo sufriente de Dios). En todos los salmos, mediante lamentos, acciones de gracias, alabanzas y el clamor en busca de justicia y liberación de los salmistas, podemos oír los ecos de la oración de Cristo por la salvación del mundo.
Reavivados por su Palabra: Hoy, Jeremías 26.