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CONDENACI脫N | Lecci贸n 9 Jueves 28 de noviembre

noviembre 28, 2024

CONDENACIÓN | Lección 9 Jueves 28 de noviembre

“El que cree en él no es condenado, pero el que no cree ya está condenado, porque no ha creído en el nombre del Hijo unigénito de Dios […]. Todo el que hace el mal odia la luz y no quiere salir a la luz por miedo a ser descubierto. Pero el que vive de acuerdo con la verdad viene a la luz” (Juan 3:18-21; comparar
con Juan 1:10).

¿Por qué las personas son objeto del Juicio? Juan 3:18, 36; 5:24, 38; 8:24; 12:47.

El rechazo de Jesucristo, la Luz del mundo, nos deja expuestos a la duda y a las tentaciones del diablo. Significa pasar de la luz a las tinieblas. Eva recibió luz acerca de cómo relacionarse con el árbol que estaba en el centro del jardín. Satanás la tentó a cuestionar la luz. Ella puso a prueba la pa-
labra de Dios razonando que un Dios de amor no destruiría a las criaturas que él había creado. También se apoyó en los datos de sus sentidos: la serpiente había
comido del fruto y ahora era capaz de hablar. Razonó que tal vez la serpiente tenía razón; pensó que si comía del fruto sería como Dios. Engañada, se apartó
de la luz. Y su marido eligió el mismo camino.

Lee Mateo 4:1 al 4. ¿Qué principios utilizó Cristo en el desierto de la tentación para combatir los engaños de Satanás?

Cristo tenía a su disposición la misma herramienta de pensamiento humanista que utilizaron Adán y Eva, los antediluvianos e Israel en Cades Barnea. Podría haberse preguntado por qué un Dios de amor dejaría a su Hijo en el desierto durante cuarenta días y cuarenta noches sin comida ni protección. También podría haber decidido probar su filiación: ¡Convertiré estas piedras en pan! En lugar de eso, respondió con la Palabra de Dios. Operó en el nivel de las cosas celestiales en lugar de hacerlo según los patrones terrenales de pensamiento.
Cuán fácilmente podría haber racionalizado su camino hacia una decisión equivocada, algo que tantas personas, incluso personas de fe, hacen a menudo.

Reavivados por su Palabra: Hoy, Romanos 04.