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EL PLAN DE DIOS PARA EL MATRIMONIO | Domingo 18 de agosto Lección 8

agosto 18, 2024

EL PLAN DE DIOS PARA EL MATRIMONIO | Domingo 18 de agosto Lección 8

Lee Marcos 10:1 al 12; y Génesis 1:27 y 2:24. ¿Qué trampa yacía bajo la pregunta de los fariseos acerca del divorcio y qué lecciones enseñó Jesús en su respuesta?

En este pasaje, los fariseos le preguntan a Jesús si es lícito que un hombre se divorcie de su esposa. El divorcio era considerado lícito entre los fariseos.
La pregunta fue por qué motivos. La escuela o facción farisaica de Shammai era presumiblemente más restrictiva, ya que solo permitía el divorcio por infecundidad, abandono afectivo o infidelidad. Por su parte, la escuela de Hillel era mucho más indulgente, ya que permitía el divorcio por casi cualquier razón, aunque su proceso para concederlo era mucho más complejo, con la idea de que ello ayudara a frenar las cosas.
Por eso es extraño que hicieran la pregunta genérica de si el divorcio es aceptable. Debajo de esta cuestión estaba la intención de entrampar a Jesús poniéndolo en problemas con Herodes Antipas, el gobernante de la región que estaba al este del Jordán, donde Jesús estaba ahora. Antipas se había divorciado de su esposa y se había casado con Herodías, la esposa de su hermano. Herodes había decapitado a Juan el Bautista por su reprensión contra esta unión ilícita (ver Mat. 14:1-12). Jesús elude la pregunta de ellos interrogándolos acerca de qué enseñó Moisés al respecto. El pasaje que los fariseos citan en respuesta es Deuteronomio 24:1 al 4, que describe un caso particular de segundas nupcias tras el divorcio. Los israelitas ya practicaban el divorcio en los días de Moisés.
La ley casuística descrita en Deuteronomio 24 tenía el propósito de proteger a la mujer. Pero, en los días de Jesús, esto fue tergiversado por la escuela de Hillel a fin de hacer que resultara más fácil obtener el divorcio por casi cualquier razón.
De ese modo, la ley que tenía el propósito de proteger a la mujer estaba siendo usada para perjudicarla. En lugar de debatir la ley casuística de Deuteronomio 24, Jesús remite a sus interlocutores a Génesis 1 y 2, donde se encuentra el ideal original de Dios para el matrimonio. Él destaca el hecho de que, en el principio, Dios creó un hombre y una mujer (Gén. 1:27), dos individuos. Él combina entonces esta verdad con Génesis 2:24: el hombre deja a sus progenitores y se une a su esposa, y se convierten así ambos en una sola carne. Este concepto de unidad llega a ser la base de la afirmación del vínculo matrimonial por parte de Jesús. Las personas no deberían separar lo que Dios ha unido.

¿Qué podría hacer tu iglesia local para fortalecer el matrimonio en su medio? ¿Cómo ayudas a los matrimonios que ya se han roto?

Reavivados por su Palabra: Hoy, Mateo 19.