EL SEÑOR DEL SÁBADO | Lección 3 Martes 16 de julio
En Marcos 2:23 y 24, los fariseos acusan a los discípulos de quebrantar el sábado. La tradición judía prohibía 39 formas de trabajo durante el sábado. Estas incluían, según los fariseos, lo que los discípulos habían hecho.
Lee Marcos 2:23 al 28. ¿Cómo contrarresta Jesús la acusación esgrimida por los fariseos?
Jesús responde con la historia de cuando David comió los panes de la proposición (1 Sam. 21:1-6). Los panes de la proposición eran reemplazados durante el sábado. Por lo tanto, el viaje de David pudo bien haber sido una huida de emergencia ese mismo día. Jesús argumenta que si era justificado que David y sus hombres comieran de los panes de la proposición en sábado, entonces estaba justificado que sus discípulos recogieran granos y los comieran en ese día. Jesús indica además que el sábado fue creado para beneficio de la humanidad, no a la inversa, y que el fundamento de tal aseveración es que él es Señor del sábado.
Lee Marcos 3:1 al 6. ¿Cómo ilustra esta historia el punto de Jesús de que el sábado fue hecho para la humanidad?
Jesús vuelve a tener una controversia acerca del sábado con los dirigentes religiosos. (Nota, sin embargo, que la controversia nunca es acerca del sábado en sí). Los dirigentes religiosos quieren acusar a Jesús si sana en sábado. Jesús no rehúye la confrontación con ellos. Él establece un contraste entre hacer lo bueno y hacer lo malo, entre salvar la vida y quitarla. La respuesta a su pregunta es obvia; hacer el bien y salvar la vida es mucho más apropiado como actividad sabática.
Jesús procede a sanar al hombre, lo que enfurece a sus oponentes, quienes inmediatamente empiezan a planificar su muerte. La ironía de la historia radica en que quienes procuran sorprender a Jesús quebrantando el sábado estaban transgrediendo el sábado al maquinar su muerte en ese mismo día.
¿Qué principios acerca de la observancia del sábado puedes extraer de estas historias y de los desafíos que enfrentamos en nuestros días para guardarlo?
Reavivados por su Palabra: Hoy, Zacarías 4.