EL TEÍSTA ESCÉPTICO | Lección 7 Martes 11 de febrero
Dios proclama, en Isaías 55: 8 y 9: «El Señor ha dicho: “Mis pensamientos no son los pensamientos de ustedes, ni son sus caminos mis caminos. Así como los cielos son más altos que la tierra, también mis caminos y mis pensamientos son más altos que los caminos y pensamientos de ustedes”» (RVC). Los pensamientos de Dios son mucho más elevados que los nuestros. Ni siquiera podemos imaginar la complejidad del plan divino para la historia. En vista de ello, ¿por qué habríamos de pensar que podemos entender las razones de Dios para lo que decide hacer o no en diversas situaciones?
Una forma de enfocar el problema del mal basada en reconocer lo poco que sabemos se llama «teísmo escéptico». El teísta escéptico cree que Dios tiene buenas razones para actuar como lo hace, pero que nuestro limitado conocimiento nos impide conocer o comprender plenamente el accionar de Dios en relación con el mal en el mundo. Por ejemplo, el hecho de que no podamos ver gérmenes en el aire a nuestro alrededor no significa que no estén allí. De la misma manera, que no conozcamos las razones de Dios para actuar o no de determinada manera no significa que él no tenga buenas razones para ello.
Lee Salmo 73. ¿Cómo enfoca el salmista el mal y la injusticia que lo rodean? ¿Qué le hace ver las cosas desde otra perspectiva?
El salmista estaba profundamente preocupado por la maldad existente en el mundo. Miraba a su alrededor y veía prosperar a los malvados. Todo le parecía injusto. No tenía respuestas para ello. Se preguntaba si valía la pena creer y servir a Dios. Hasta que entró en el Santuario, que proporciona parte de la clave para el problema del mal, ya que allí hay un Juez justo que ejecutará juicio y hará justicia a su debido tiempo.
¿Cómo puede la comprensión adventista del Juicio y la doctrina del Santuario arrojar luz sobre el problema del mal? ¿Te ayuda saber que, aunque ahora tenemos muchas preguntas, los detalles de la historia y los justos juicios de Dios nos serán revelados finalmente?
Reavivados por su Palabra: Hoy, 1 Timoteo 6.