Saltar al contenido

JESÚS Y LOS NIÑOS | Lección 8 Lunes 19 de agosto

agosto 18, 2024

JESÚS Y LOS NIÑOS | Lección 8 Lunes 19 de agosto

Lee Marcos 10:13 al 16. ¿Qué hizo Jesús por quienes traían sus hijos a él?

Si bien los hijos eran muy deseados en la antigüedad (particularmente los varones, en una cultura dominada por el elemento masculino), el nacimiento y la niñez no eran sencillos. Sin el cuidado médico moderno, los riesgos para las
madres al dar a luz, para los recién nacidos, para los infantes y para los niños eran elevados. Muchas culturas tenían remedios naturales y usaban amuletos para proteger a estos vulnerables individuos contra fuerzas malévolas.
Aunque los niños eran deseados, tenían a la vez un estatus social bajo, ya que estaban sorprendentemente al nivel de los esclavos (Gál. 4:1, 2). En el mundo grecorromano, los niños deformes o no deseados eran abandonados o incluso arrojados a algún río. Los niños varones eran más valorados que las niñas, las que a veces eran abandonadas para que murieran a la intemperie. A veces estos niños eran “rescatados” solo para ser criados y luego vendidos como esclavos.
Los discípulos parecen no haber entendido la enseñanza de Jesús en Marcos 9 acerca de la necesidad de recibir el Reino de Dios como un niño (Mar. 9:33-37).
Ahora reprendían a quienes traían niños a Jesús para que los bendijera, tal vez porque pensaban que no tenía tiempo para algo tan poco importante, según ellos.
Se equivocaban. Jesús estaba indignado. A lo largo del Evangelio de Marcos, Jesús tiene algunas reacciones sorprendentes hacia la gente, y es ilustrativo el hecho de que una de las más severas fue dirigida a quienes mantenían a los niños apartados de él. Él insiste firmemente en que los discípulos no deben interponerse en el camino de los niños. ¿Por qué? Porque el Reino de Dios pertenece a estos, y porque uno debe recibirlo con la actitud de un niño, probablemente en referencia a la confianza simple e implícita en Dios.
“Cuídense de dar una imagen errónea de Jesús con vuestro carácter falto de cristianismo. No mantengan a los pequeñuelos alejados de él por vuestra frialdad y aspereza. No sean causa de que los niños sientan que el Cielo no sería un lugar placentero si ustedes estuvieran allí. No hablen de religión como de algo que los niños no pueden entender, ni actúen como si no esperaran que ellos acepten a Cristo en su niñez. No les den la falsa impresión de que la religión de
Cristo es triste y lóbrega, y de que al acudir al Salvador tienen que renunciar a todo lo que llena la vida de gozo” (Elena de White, El ministerio de curación, p. 28).

¿Cómo puedes revelar mejor el carácter de Jesús a los niños que están a tu alrededor?

Reavivados por su Palabra: Hoy, Mateo 20.