Saltar al contenido

LA CURACIÓN DEL CIEGO: PARTE 2 | Miércoles 9 de octubre Lección 2

octubre 9, 2024

LA CURACIÓN DEL CIEGO: PARTE 2 | Miércoles 9 de octubre Lección 2

Lee Juan 9:17 al 34. ¿Qué preguntas hicieron los líderes al ciego y cómo respondió él?

Esta larga sección de Juan 9 es la única parte del Evangelio en la que Jesús no es el actor principal, aunque ciertamente es el tema de discusión. Así como la cuestión del pecado dio inicio a la historia (Juan 9:2), los fariseos piensan que Jesús es un pecador porque sanó al ciego en sábado (Juan 9:16, 24), y calumnian al hombre sanado diciéndole: “En pecado eres nacido del todo” (Juan 9:34).Se produce una curiosa inversión. El ciego ve cada vez más, no solo físicamente, sino también espiritualmente, a medida que crece su aprecio por Jesús y su fe en él. Los fariseos, por el contrario, se vuelven cada vez más ciegos en su entendimiento: primero, divididos acerca de  Jesús (Juan 9:16); y luego, sin saber de dónde vino (Juan 9:29).
Mientras tanto, su relato de este milagro da a Juan la oportunidad de decirnos quién es Jesús. El tema de las señales en Juan 9 se entrecruza con otros temas del Evangelio. Juan reafirma que Jesús es la Luz del mundo (Juan 9:5; comparar con Juan 8:12). El relato también aborda el misterioso origen de Jesús. ¿Quién es?
¿De dónde viene? ¿Cuál es su misión? (Juan 9:12, 29; comparar con Juan 1:14). La figura de Moisés, a la que se hace referencia en anteriores relatos de milagros,
también aparece en este capítulo (Juan 9:28, 29; comparar con Juan 5:45, 46 y Juan 6:32). Por último, está el tema de la respuesta de la multitud. Algunos aman
más las tinieblas que la luz, mientras que otros responden con fe (Juan 9:16-18,35-41; comparar con Juan 1:9-16; 3:16-21; 6:60-71). Lo que asusta aquí es la ceguera espiritual de los líderes religiosos. Un mendigo antes ciego puede declarar: “Desde el principio del mundo no se ha oído que nadie abriera los ojos a un ciego de nacimiento. Si este no fuera de Dios, nada podría hacer” (Juan 9:32, 33). Sin embargo, los líderes religiosos, los guías espirituales de la nación, quienes debieron ser los primeros en reconocer a Jesús y aceptarlo como el Mesías, no pueden verlo a pesar de toda la poderosa evidencia. En realidad, no quieren verlo. ¡Qué poderosa advertencia acerca de cómo nuestros corazones pueden engañarnos!

Lee 1 Corintios 1:26 al 29. ¿Cómo armoniza lo que Pablo escribe allí con lo que sucedió en esta escena, y cómo se aplica el mismo principio incluso ahora?

Reavivados por su Palabra: Hoy, Juan 03.