LA PARÁBOLA DEL SEMBRADOR | Domingo 21 de julio Lección 4
Lee Marcos 4:1 al 9. ¿Cómo son los diferentes tipos de suelo y qué ocurre con la semilla que cae en ellos?
Cuando leen las parábolas de Jesús en los evangelios, las personas a menudo quieren saltar rápidamente a la interpretación que Jesús da de ellas. Después de todo, ¿no es este el punto principal de estas historias, enseñar alguna verdad espiritual útil para la vida cristiana? Sí, pero a veces Jesús no explica la parábola en las breves declaraciones “el reino de Dios es como” o “el que tiene oídos para oiga, oiga”.
En consecuencia, es bueno aminorar la marcha y simplemente analizar el relato mismo a fin de captar la dirección en la que apuntan sus diversas características narrativas. Hacer esto con la parábola del sembrador aporta una variedad de ideas. La semilla es la misma en cada caso, pero cae en cuatro clases diferentes de suelo. El tipo de suelo influye grandemente en el resultado para la semilla. En lugar de ser una historia continua, la parábola constituye en realidad cuatro historias, en sus escenarios, contadas hasta el final. La extensión de tiempo para completar la historia se prolonga con cada historia sucesiva.
La semilla que cae en el camino es devorada inmediatamente por las aves. “Al sembrar, parte de la semilla cayó junto al camino, y las aves del cielo la comieron” (Mar. 4:4).
La semilla que cae en los pedregales demora algunos días o semanas en alcanzar su fallido resultado, que incluye el secamiento a causa del Sol. La semilla que cae entre espinos demora aún más en alcanzar su infructífero final, y estos la terminan ahogando.
La semilla que cae en el buen suelo es la que tiene el desarrollo más prolongado, presumiblemente toda una estación de crecimiento, en armonía con el patrón normal de un cereal.
Tres de las historias tienen que ver con el fracaso; solo la última se refiere al éxito, a una cosecha copiosa. La longitud de las historias, la creciente extensión de cada relato sucesivo y el hecho de que solo uno de ellos tiene que ver con el éxito, todo apunta al riesgo del fracaso, pero también al resultado abundante del éxito.
La parábola parece señalar hacia el costo del discipulado y a los riesgos que este implica, pero también a la recompensa resultante de seguir a Jesús.
¿Qué otras lecciones espirituales podemos aprender de la naturaleza?
Reavivados por su Palabra: Hoy, Zacarías 9.