LA PERSONA SANA EN EL INFIERNO | Lección 7 Jueves 15 de agosto
Lee Marcos 9:42 al 50. ¿Qué tienen en común las enseñanzas de Jesús de este texto?
A primera vista, este pasaje parece un conjunto de enseñanzas dispares de Jesús agrupadas sin una razón en particular. Sin embargo, una mirada más cuidadosa revela que cada enseñanza sucesiva contiene una palabra clave que la vincula con la anterior. El pasaje gira en torno a tres términos o expresiones principales que hacen avanzar la instrucción paso a paso: “ocasión de caer”, “fuego” y “sal”. La primera enseñanza es acerca de los “pequeños”, en referencia a los nuevos creyentes. En el Reino de Dios, se encomienda a los maestros y los líderes la responsabilidad de velar por estos nuevos conversos con especial cuidado, a semejanza de los requerimientos éticos del Antiguo Testamento para el cuidado de los más vulnerables en la sociedad de antaño: las viudas, los huérfanos y los extranjeros. Jesús habla hiperbólicamente de que sería preferible ser ahogado en el mar antes que hacer pecar a uno de estos “pequeños”. La expresión clave “ocasión de caer” conduce hacia la enseñanza más prolongada dentro de este pasaje. Dos dilemas confrontan al lector. En primer lugar, ¿está Jesús realmente enseñando a la gente a amputarse un brazo, una pierna, o sacarse un ojo? Segundo, ¿está enseñando la existencia de un infierno eternamente ardiente? La respuesta al primer interrogante es no. Jesús no está hablando en favor de la mutilación, algo que el judaísmo rechazaba (ver Deut.14:1; 1 Rey. 18:27, 28). El Señor está empleando una hipérbole, o exageración, para establecer su punto. La pérdida de una mano, un pie o un ojo es algo terrible.
¡Cuánto más desastroso debería ser para un cristiano el hecho de pecar! La segunda pregunta también recibe una respuesta negativa. Jesús no está enseñando la existencia de un infierno eternamente candente. ¿Cómo lo sabemos? Primero, porque el pasaje contiene un cierto tono humorístico. Imagina a personas entrando en la Jerusalén celestial con un solo ojo, pie o mano. Considera luego la idea de que ciertas personas anatómicamente completas fueran arrojadas al infierno. ¿No debería ser a la inversa? ¿La persona saludable en el infierno? De eso se trata el género comedia. Una comedia tal acerca de un asunto tan serio lo conduce a uno a considerar que Jesús está ilustrando un punto mediante una hipérbole, o exageración. El pecado es algo que debería ser tomado tan en serio que sería preferible perder una mano, un pie o un ojo en lugar de pecar.
En cuanto al infierno, lo eterno de él son sus consecuencias, no su fuego. “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que dio a su Hijo único, para que todo el que crea en él no perezca, sino que tenga vida eterna” (Juan 3: 16, énfasis añadido). Quienes se pierden no se queman para siempre; en su lugar, ellos
mueren para siempre, ¡una gran diferencia!
Reavivados por su Palabra: Hoy, Mateo 16.