LA VINDICACIÓN DEL NOMBRE DE DIOS | Lección 11 Jueves 13 de marzo
En última instancia, el nombre de Dios resulta plenamente vindicado. Mediante la obra del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo en el Plan de Redención, la justicia y el amor perfectos de Dios se manifiestan más allá de toda duda razonable (ver Rom. 3: 25, 26; 5: 8).
Lee Romanos 3: 1 al 4 a la luz de Isaías 5: 3 y 4. ¿Qué enseña esto acerca de la vindicación de Dios en el Conflicto Cósmico?
En Romanos 3 e Isaías 5, vemos que Dios invita, en un sentido limitado, a sus criaturas a juzgar su carácter, aunque no tengamos derecho ni estemos en posición de hacerlo. Al final, cuando todos los «libros» sean abiertos, veremos la evidencia de que Dios es perfectamente justo y recto. Él quedará vindicado ante toda la Creación inteligente.
Lee Apocalipsis 15: 3 y 19: 1 al 6. ¿Qué enseñan estos pasajes sobre la vindicación final del nombre de Dios?
A lo largo de las Escrituras, Dios muestra preocupación por su nombre. ¿Por qué? No puedes tener una relación de amor profundo con alguien cuyo carácter detestas o en quien no confías. Si alguien dijera a tu cónyuge o a tu futuro cónyuge horribles mentiras acerca de tu carácter, harías lo que fuera necesario para contrarrestar tales afirmaciones, pues si son creídas pondrán fin a tu relación de amor.
En última instancia, Dios resulta vindicado en la Cruz y a través de todo el Plan de Redención. En el juicio previo al Advenimiento, Dios es vindicado ante el universo.
Luego, en el juicio posterior al Advenimiento, durante el cual los redimidos incluso juzgarán a los ángeles (1 Cor. 6: 2, 3), Dios también será vindicado, ya que los redimidos habrán tenido la oportunidad de revisar los registros y ver por sí mismos por qué Dios actuó como lo hizo, y que todas las decisiones de Dios fueron siempre perfectamente justas y amorosas. Todos tenemos muchas preguntas que necesitan respuestas. Antes de que todo termine, esas preguntas serán contestadas (ver 1 Cor. 4: 5).
Finalmente, toda rodilla se doblará y toda lengua confesará que Jesús es el Señor (Fil. 2: 10, 11). Todo esto es parte de la vindicación del carácter de Dios.
Reavivados por su Palabra: Hoy, 1 PEDRO 04.