PARA ESTUDIAR Y MEDITAR | Lección 2 Viernes 12 de julio
Lee los capítulos titulados “En Capernaum” y “Puedes limpiarme”, en El Deseado de todas las gentes, de Elena de White, pp. 217-237.
¿Qué cuadro de Jesús presenta Marcos 1? Jesús tiene autoridad para llamar discípulos, y quienes son llamados responden. Él es santo, en contraste con los espíritus impuros, que están a las órdenes de Satanás. Una gran batalla está teniendo lugar entre las fuerzas del bien y las del mal, y Jesús tiene más poder que los demonios. Jesús siente compasión por los enfermos y los ayuda, tocándolos aun cuando nadie más lo haría. “Mientras estaba Jesús en la sinagoga, hablando del reino que había venido a establecer y de su misión de libertar a los cautivos de Satanás, fue interrumpido por un grito de terror. Un loco se lanzó hacia adelante de entre la gente, clamando: ‘Déjanos, ¿qué tenemos contigo, Jesús Nazareno?
¿has venido a destruirnos? Yo te conozco quién eres, el Santo de Dios’. “Ahora todo era confusión y alarma. La atención se desvió de Cristo, y la gente ya no oyó sus palabras. Tal era el propósito de Satanás al conducir a su víctima a la sinagoga. Pero Jesús reprendió al demonio diciendo: ‘¡Cállate! ¡Sal de este hombre!’ Entonces el demonio derribó al hombre en medio de la gente y salió de él sin hacerle ningún daño. […] Aquel que había vencido a Satanás en el desierto de la tentación se volvía a encontrar frente a frente con su enemigo.
El demonio ejercía todo su poder para retener el control de su víctima. Perder terreno sería dar una victoria a Jesús. Parecía que el torturado iba a perder su vida en la lucha contra el enemigo que había arruinado su virilidad. Pero el Salvador habló con autoridad, y libertó al cautivo” (DTG 220, 221).
Mientras tanto, nuestro Salvador desarrollaba un ministerio muy activo: iba de un lugar a otro y estaba en contacto casi constante con muchas personas.
¿Cómo pudo mantener un enfoque sereno y estable durante su ministerio en favor de las personas? Indudablemente, eso fue posible en virtud de su experiencia diaria con la oración. Piensa en lo que podría ser una agenda manejable de cantidad de tiempo dedicado a la oración y al estudio de las Escrituras. Encuentra un esquema que te dé resultado y dedica tiempo a desarrollar un espíritu apacible, guiado por el Espíritu y la Palabra de Dios.
PREGUNTAS PARA DIALOGAR:
Dialoguen en la clase sobre la cuestión de la oración y por qué es tan importante en la vida cristiana. ¿Cuáles son algunas de las preguntas que las personas se hacen acerca del propósito y la eficacia de la oración?
1. Hablen acerca de casos en los que lo mejor sería no decir demasiado acerca de nuestra fe. ¿Cuándo podría eso ser prudente y, sin embargo, cómo podemos hacer eso sin comprometer nuestro testimonio?
2. ¿Quiénes son los “leprosos” en tu cultura actualmente? ¿Cómo puede tu iglesia alcanzar y “tocar” a esas personas a fin de acercarles el evangelio?
Reavivados por su Palabra: Hoy, Hageo 2.