PARA ESTUDIAR Y MEDITAR:
Las Escrituras dejan claro que Cristo es el único capaz de asegurar nuestra salvación en virtud de su perfecta dignidad. Su vida fue la única sin pecado, el único ejemplo de una vida que satisfizo perfectamente la gloria del Padre.
Él es el Cordero de Dios sin mancha y ahora está a la cabeza de la raza humana como nuestra seguridad eterna. Al mismo tiempo, cargó con nuestra culpa, satisfaciendo así el juicio que es la respuesta de Dios a la maldad. Cuando Juan presencia la increíble escena de los seres celestiales reunidos en torno al Trono de Dios, se le dice que deje de llorar porque “el León de la tribu de Judá […] ha vencido” (Apoc. 5:5).
Piensa, además, en cuán grave es el pecado y cuán caída está realmente la humanidad, al punto de que solo la muerte de Jesús, Dios mismo, podía resolver el problema. De haber existido alguna otra manera de salvarnos, no cabe duda de que Dios la habría empleado.
“La quebrantada Ley de Dios exigía la vida del pecador. En todo el universo solamente existía uno que podía satisfacer sus exigencias en lugar del hombre. Puesto que la Ley divina es tan sagrada como Dios mismo, solo uno igual a Dios podría expiar su transgresión. Ninguno sino Cristo podía salvar al hombre de la maldición de la Ley, y colocarlo otra vez en armonía con el Cielo. Cristo cargaría con la culpa y la vergüenza del pecado, que era algo tan abominable a los ojos de Dios que iba a separar al Padre de su Hijo.
Cristo descendería a la profundidad de la desgracia para rescatar a la raza caída” (Elena de White, Patriarcas y profetas, p. 48).
PREGUNTAS PARA DIALOGAR:
1. Juan ve a Jesús entrar en la sala del Trono como un cordero “inmolado” (RVR 1960). Apocalipsis 13:8 dice que Jesús fue “inmolado” (RVR 1960) desde la fundación del mundo. ¿Qué nos enseña acerca de Dios el hecho de que el Plan de Salvación ya estaba en marcha antes de que lo necesitáramos?
2. Muchos ateos creen que estamos solos en un universo frío e indiferente. En cambio, la Biblia no solo habla de Dios, sino también de que amó tanto al mundo que descendió a él e incluso murió por él. ¿Hasta qué punto debemos ver el mundo y nuestro lugar en él de manera diferente de como lo ven quienes no creen en Dios? En otras palabras, ¿cómo debería influir la realidad de la Cruz en todo lo que hacemos?
3. ¿Por qué fueron la vida, la muerte y la resurrección de Cristo el único medio para salvar a la humanidad? Una vez más, ¿qué nos dice eso acerca de cuán malo y grave es realmente el pecado?
Reavivados por su Palabra: Hoy, Genesis 23.