Saltar al contenido

¿PUEDES OÍR UN SUSURRO POR ENCIMA DE UN GRITO? | Lunes 29 de julio Lección 5

agosto 3, 2024

¿PUEDES OÍR UN SUSURRO POR ENCIMA DE UN GRITO? | Lunes 29 de julio Lección 5

Lee Marcos 5:1 al 20. ¿Qué podemos aprender acerca del Gran Conflicto y del poder de Jesús gracias a este asombroso relato?

Si la noche anterior sobre el lago fue inolvidable, el arribo al día siguiente, adonde estaban los gadarenos, no fue menos impresionante. La historia del hombre endemoniado es presentada con detalles desgarradores. Rompiendo con toda restricción, él vivía en los sepulcros y se hería a sí mismo con piedras. “Nadie lo podía dominar” (Mar. 5:4). Entonces, se encontró con Jesús. El hombre se precipitó hacia Jesús. Ni una palabra se dice acerca de los discípulos, quienes probablemente hayan huido despavoridos. Cuando el hombre llegó cerca de Jesús, se postró ante él. La frase “se postró” es traducción del verbo griego proskyneō, usualmente traducido como “adorar”. Parece que el hombre reconoció que Jesús era alguien que podía ayudarlo. Pero, cuando abrió su boca, los demonios que estaban dentro de él le gritaron a Jesús, quien fue, sin embargo, capaz de escuchar por sobre los gritos de ellos la súplica de ayuda susurrada por el hombre. Cuando ellos rogaron a Jesús que les permitiera ir a un hato de cerdos, él les permitió entrar en estos. Todos esos animales, cerca de dos mil, se precipitaron al mar por un despeñadero y se ahogaron. Aquello fue un desastre financiero para sus dueños.
Lo asombroso es que los demonios sabían exactamente quién era Jesús y también conocían su impotencia frente a él, razón por la que “le rogaron” dos veces que hiciera lo que pedían (Mar. 5:10, 12). Obviamente, sabían de su poder sobre ellos. Esta historia tiene dos características fundamentales. Para empezar, contiene numerosos elementos relacionados con la impureza o la contaminación ceremonial de acuerdo con la ley del Antiguo Testamento. Las tumbas y los muertos eran impuros (Núm. 19:11, 16). Los cerdos eran animales inmundos (Lev. 11:7). Pero, en segundo lugar, esta letanía de impureza es la batalla de idas y venidas entre las fuerzas del bien y del mal. Jesús expulsa a los demonios (dos puntos para Jesús), los demonios matan a los cerdos (dos puntos para Satanás). La gente del pueblo pide a Jesús que se vaya (dos puntos para Satanás), pero Jesús envía de regreso al hombre sanado como su testigo (tres puntos para Jesús). En más de un sentido, este hombre era el más insólito de los misioneros, pero tenía ciertamente una historia asombrosa para contar.

¿Qué esperanza puedes extraer de esta historia en cuanto al poder de Jesús para ayudarte en cualquier cosa con la que estés luchando?

Reavivados por su Palabra: Hoy, Malaquías 3.