RECHAZAR LA FUENTE DE LA VIDA | Miércoles 27 de noviembre Lección 9
Algunos de los relatos más tristes de toda la Escritura aparecen en el Evangelio de Juan. “La luz resplandece en las tinieblas, y las tinieblas no la extinguieron. […] En el mundo estaba [aquel que es la Luz], y aunque el mundo fue hecho por él, el mundo no lo reconoció. Vino a lo que era suyo, y los suyos no lo recibieron” (Juan 1:5, 10, 11). El “YO SOY” fue rechazado por muchos de los suyos.
No es de extrañar que Pablo advirtiera más tarde: “No pierdan, pues, su confianza” (Heb. 10:35). Como hemos visto una y otra vez, Cristo fue rechazado porque la gente no aceptó su Palabra.
“El modo de pensar humanista contemporáneo comienza con la duda. Las personas cuestionan todo para así poder determinar lo qué es verdad. Aceptan como conocimiento seguro aquello que sobrevive al fuego de la interrogación rigurosa: algo en lo cual tener fe. Algunos aplican el mismo método a la Biblia,
sometiéndola a interrogatorio desde puntos de vista científicos, históricos, psicológicos, filosóficos, arqueológicos, o geológicos, para así determinar qué
es verdadero o falso en la Biblia. El método en sí mismo se inicia y construye sobre la desconfianza en la veracidad de las Escrituras. Cristo preguntó: ‘Cuando
el Hijo del Hombre venga, ¿hallará fe en la tierra?’ (Luc. 18:8)” (E. Edward Zinke y Roland Hegstad, La certeza de la Segunda Venida [Florida: ACES, 2000], pp. 82, 83).
Lee Números 13:23 al 33. ¿Cuál fue la diferencia entre los dos informes de los espías acerca de Canaán?
El pecado de los hebreos en Cades Barnea fue dudar de la Palabra de Dios, quien les había ordenado que subieran y tomaran posesión de la tierra. Doce espías fueron enviados a Canaán para observar la tierra. Regresaron con dos informes. La mayoría dio un informe negativo: “Hay gigantes en la tierra, ciudades amuralladas, armas que nunca antes habíamos visto y ejércitos bien entrenados. Por el contrario, hemos sido esclavos en la tierra de Egipto, con poca experiencia militar”. Diez espías votaron que no debían avanzar, basándose en la abrumadora evidencia desde el punto de vista humano. Dos espías votaron que sí, basándose en su fe en el poder abrumador de la palabra de Dios.
¿Cómo podemos evitar cometer el mismo tipo de error? Por otra parte, ¿cómo evitamos caer en la presunción de hacer algo insensato creyendo que es la voluntad de Dios y que, por lo tanto, no podemos fracasar?
Reavivados por su Palabra: Hoy, Romanos 03.