SALID DE ELLA, PUEBLO MIO | Jueves 7 de junio Lección 10
A lo largo de los años, los estudiosos de la profecía bíblica han estado siguiendo los acontecimientos mundiales con gran interés, especialmente aquellos que parecen relacionarse con el tiempo del fin. Pensemos, por ejemplo, en el papel de estados unidos. Ya en 1851, algunos adventistas identificaban a ese país con el poder de la segunda bestia (Apoc.13: 11-15), una identificación muy notable dada la condición de los estados unidos en ese entonces. A mediados del siglo XIX, las grandes potencias seguían siendo las del viejo mundo: Rusia, Francia, Austria – Hungría e Inglaterra. En ese entonces, los estados unidos tenía un ejército pacifico de unos veinte mil hombres, aproximada mente una décima parte de la cantidad de combatientes de la batalla de Waterloo (1851) solamente. En 1814, apenas cuarenta años antes, los británicos invadieron e incendiaron Washington. D.C. En 1867, los valientes de Sitting Bull aniquilaron el séptimo regimiento de caballería de los estados unidos, del general custer. Por consiguiente, incluso después de que algunos comentaristas identificaran a los estados unidos como el poder que un día impondría la “marca de la bestia” en el mundo, la nación todavía estaba luchando contra los nativos norteamericanos en su propio terreno, ¡y no siempre ganaban tampoco!. No caben dudas de que los acontecimientos mundiales se desarrollan como creímos. Pero, todavía falta que ocurran más cosas antes de la “marca de la bestia”, enfatizar que, en este momento, ni la tiene nadie, independientemente de si guarda el cuarto Mandamiento o no. Además, deben suceder otras cosas.
Lee Apocalipsis 18: 1 al 4. ¿Qué ocurre aquí, y por qué es importante que lo recordemos ahora? ¿Qué nos enseñan estos versículos acerca de nuestra misión hacia el mundo?
Estos versículos pintan una sombría imagen del mundo político, moral y espiritual. Muestran la influencia malévola de la falsa enseñanza religiosa en el mundo. Sin embargo, al mismo tiempo, ofrecen una gran esperanza porque otro Ángel del cielo ilumina el mundo con su gloria. Además los fieles de DIOS, los que aún no saben lo que deben saber, son llamados a salir de babilonia. Esto significa, entonces, que el pueblo de DIOS que ya está afuera de babilonia tiene, hasta el final, una obra que hacer por quienes todavía están en ella.
¿Qué debería significar para nosotros que el SEÑOR llame “mi pueblo” a algunos que todavía están en babilonia? ¿Por qué es importante recordar este aspecto cuando nos relacionamos con los demás?
Reavivados por su palabra: Hoy, Romanos 16 – Durante esta semana, DTG caps 36-37.