UNA SEGUNDA OPORTUNIDAD | Lunes 1° de julio Lección 1
Lee Hechos 15:36 al 39. ¿Por qué rechazó Pablo a Juan Marcos y por qué Bernabé le dio una segunda oportunidad?
En Hechos 15:38 se da la razón por la que Pablo rechazó al joven. Juan Marcos se había apartado de ellos y no continuó en la obra del ministerio. La actitud de Pablo era comprensible, aunque categórica. La vida misionera, sobre todo en el mundo antiguo, era dura y exigente (ver 2 Cor. 11:23-28). Pablo dependía de sus misioneros asociados para que lo ayudaran a llevar la carga de una tarea y unas condiciones muy desafiantes. Desde su perspectiva, alguien que había desertado tan rápidamente no merecía un lugar en un equipo misionero que luchaba cara a cara con las fuerzas del mal.
Bernabé no estuvo de acuerdo. Él veía potencial en Marcos y no quería dejar atrás al joven. La disputa que se suscitó entre Pablo y Bernabé respecto de Juan Marcos fue tan profunda que se separaron. Pablo eligió a Silas para que fuera con él, y Bernabé tomó a Marcos. Hechos no explica por qué Bernabé decidió llevar a Marcos consigo. En verdad, este es el último pasaje del libro de Hechos que menciona a ambos hombres, pero no el último lugar del Nuevo Testamento donde se lo nombra a Marcos.
Lee Colosenses 4:10, 2 Timoteo 4:11, Filemón 1:24 y 1 Pedro 5:13. ¿Qué detalles acerca de la recuperación de Marcos parecen sugerir estos textos?
Una asombrosa transformación parece haber ocurrido en Marcos. En estos pasajes, Pablo indica el valor que el joven tiene para él y para el ministerio. Pablo lo considera uno de sus colaboradores y quiere que Timoteo lo traiga consigo. Pedro, en su primera epístola, indica que él también tenía una relación estrecha con Marcos. Estos documentos de Pablo y Pedro fueron escritos probablemente a principios de la década del ‘60, entre quince y veinte años después de la experiencia registrada en Hechos 15. Marcos claramente se había recuperado de su fracaso; esto ocurrió, casi con certeza, gracias a la confianza que su tío Bernabé había depositado en él.
Piensa en alguna ocasión en la que tú o un amigo fracasaron y recibieron otra oportunidad. ¿De qué manera esa experiencia te transformó a ti y a quienes te ayudaron? ¿Cómo modificó tu ministerio hacia otros?
Reavivados por su Palabra: Hoy, Miqueas 7.